Terje Sorgjerd, un noruego apasionado de la fotografía natural ha sido uno más de los miles de turistas que han pasado estas últimas semanas por Tenerife. Estuvo de vacaciones en la isla una semana, del 4 al 11 de abril…
Sin embargo hay una gran (gigantesca) diferencia entre él y el resto de la marabunta que se apila en las playas tostándose o achicharrándose en la arena luciendo sus barrigas coloradas de sol y cerveza… Terje ha venido a disfrutar de otro tipo de espectáculo.
Ha sabido capturar otro tipo de recuerdos, ha sabido llegar dónde los guías no llegan y ha vivido la otra faceta, apasionante y desconocida, de las islas Canarias: Su cielo.
Llegó en el mismo avión cargado de adolescentes juerguistas, frentes pálidas y colchonetas inflables que el resto de turistas. Se alojó en los mismos hoteles de piscinas con niños gritones, hamacas y pulseras de todo incluido. Atravesó los mismos paseos llenos de chiringuitos, paellas y sangrías con sombrillita… miró, comparó y se buscó algo distinto.
El cielo nocturno del Teide fue su elección… Durante sus días de ocio, cambió el bañador por un abrigo, se calzó su cámara y su trípode y subió a disfrutar de una de las maravillas más ocultas y maltratadas de nuestra breve existencia: Mirar hacia arriba.
Y es que Terje tiene clase hasta para elegir la música. Ha montado su espectacular timelapse con los mágicos sonidos de un viejo conocido de la Aldea, Ludovico Einaudi.
Al terminar su semana de vacaciones, Terje Sorgjerd se irá con la memoria impresa de luz cósmica. Otros regresarán con la maleta llena de cartones de cigarrillos sin impuestos.
The Mountain from Terje Sorgjerd on Vimeo.
(La foto que aparece en este post es de mi buen amigo y mejor astrofotógrafo, Daniel López, otra de esas pocas personas que disfruta con los placeres más baratos de la vida)