Cuando en 1990, Mihail Gorbachov visitó por primera vez España, en el discurso oficial que realizó ante los altos cargos que le recibieron, dijo: «llego a un país del que tengo inmejorables referencias. Vengo a una España en la que nació el más ilustre colaborador que jamás ha tenido Rusia: Agustín de Betancourt…»
Las autoridades allí reunidas se miraron entre sí, preguntándose quién demonios sería aquel Agustín de Betancourt… al parecer, alguien recordaba que había una calle con ese nombre, pero ninguno sabía de quién estaba hablando el presidente soviético.
Jaime Martín Semprún, Director de Comunicación del Colegio de Ingenieros de Caminos, contaba esta anécdota en una entrevista para el estupendo programa Documentos de RNE, que más de una vez he recomendado desde la Aldea.
Semprún añadía a esta desoladora nota histórica, un olvido aún mayor: Hace unos años, El País y El Mundo editaron unas enciclopedias por entregas… de 24 tomos… En ellas se hacía referencia desde los bandoleros hasta los jugadores de fútbol más recientes… bueno, pues Agustín de Betancourt no salía en ninguna de ellas…
Agustín de Betancourt (1758-1824) | Dominio Público | Fuente
Y debe ser cierto, porque en la mayoría de las fuentes que he ido consultando, se hace hincapié en dos cosas: Su genialidad, su importancia… pero también, en su desconocimiento por parte del gran público. Y es que esto de minusvalorar o dejar en el olvido a nuestros grandes personajes, no es un pecado sólamente de nuestros días… desafortunadamente, la cosa viene de lejos.
Quizá por eso Gorbachov se quedó tan sorprendido… él, que llegaba desde un país que ha cultivado (en ocasiones en exceso) el culto a sus figuras patrias, pensaría que el bueno de Agustín de Betancourt sería un héroe en su España natal, sin saber que fue uno de los primeros en abandonar la piel de toro, comenzando eso que ahora llamamos «fuga de cerebros».
Obra de Agustín de Betancourt | Fuente | Dominio Público
Otro canario que añadir a la lista de genios españoles que emigraron por un motivo u otro, y que nació en el Puerto de la Cruz, Tenerife en 1758. Y nació en una familia que ya indicaba lo que podía llegar a ser: Su padre, Agustín de Betancourt y Castro, sus hermanos Jose y María de Betancourt, ya tenían una buena posición en el mundo de la cultura y la ciencia de aquellos años. Incluso podemos citar que su hermana María redactó una «Memoria de sobre la forma de obtener el color carmesí» que podría significar la primera memoria científica realizada por una mujer en Canarias…
Agustín de Betancourt y Molina (Youtube, 5:35)
En 1778, Betancourt abandonaría las islas rumbo a Madrid para estudiar ingeniería y ya jamás volvería a pisar Canarias. Y fue allí, en la capital, donde en 1783 realizaba una hazaña histórica para nuestro país: La primera elevación de un globo aerostático en España, tan sólo unos meses después de que los hermanos Montgolfier realizaran su globo en Francia.
El insigne hecho se produjo ante toda la plana de la Familia Real en la Casa de Campo.
Elevación del globo aerostático de Betancourt 1783 | Fuente | Dominio Público
Durante esta época, su vida fue un continuo ir y venir de España a Francia, a Inglaterra dejando muestras de su genialidad por donde iba pasando: máquinas de vapor de doble efecto, nuevos modelos de telares, mejoras en la producción de muchas fábricas, minas…
Nunca he querido hacer de la Aldea Irreductible una completa exposición de hechos y personajes, tampoco una enciclopedia… tan sólo daros unas pequeñas notas con las que picar vuestra curiosidad, para que después, vosotros mismos ampliéis la somera información que voy dejando… Además, sería casi imposible realizar una completa biografía de este increíble personaje, puesto que su vida fue casi de novela: guerras, revoluciones, huídas, invenciones, viajes…
Ingenio diseñado por Betancourt e instalado en el puente de Londres para subir agua a la ciudad | Fuente
Y llegamos al año 1807, Betancourt viaja a Rusia invitado por el Zar Alejandro I, país que tras una breve estancia en París, ya no abandonaría hasta su muerte en San Petersburgo en 1824.
Allí, en las lejanas y frías tierras rusas, el español realizó un trabajo excepcional de modernización y adaptación a las nuevas técnicas de ingeniería en muchos aspectos de la producción. Un trabajo realizado durante 17 años y que llevó a Rusia a colocarse en una posición excepcional de cara a los nuevos avances que estaban por llegar.
Trabajos del ingeniero Betancourt en España (Youtube, 5:59)
Como digo, 17 años de colaboración con Rusia que le llevaron a conseguir los más altos honores en aquellas tierras, convirtiéndose aún hoy, más de 200 años después, en un personaje reconocido y respetado… En cambio, aquí, en su tierra natal, como mucho nos suena a nombre de calle…
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