Hace un par de días se puso en contacto conmigo Verónica Martín, subdirectora del Diario de Avisos, para preguntarme mi opinión sobre la polémica que ha levantado el nombramiento de Blas Cabrera Felipe como representante en el día de las Letras Canarias.
Una elección que no ha contentado a nadie y que está descubriendo a muchos la figura del físico canario pero no de la manera en que se había previsto.
Hace ya casi dos años le dediqué un artículo a don Blas Cabrera en la sección que mantengo en la Aldea sobre «los padres olvidados» en la cual y con la breve extensión y profundidad que permite un blog, intentaba reivindicar la carrera del científico de Lanzarote.
En primer lugar he de decir que reconozco ante todo la buena intención del Parlamento Canario, de donde surge esta iniciativa, aunque personalmente creo que la elección es errónea.
Al Cesar lo que es del Cesar, don Blas Cabrera fue físico y su participación en «el mundo de las letras canarias» fue inexistente. Cierto es que escribió algún tratado sobre lenguaje durante su estancia en la RAE, dónde llegó de la mano del también científico Ramón y Cajal, pero homenajear al físico de Arrecife en el día de las letras canarias sería como homenajear al médico de Petilla de Aragón en el día de los pintores navarros, por el simple hecho de que en algún momento de su vida cogió un pincel…
En la entrevista en Diario de Avisos puse un otro ejemplo similar para ilustrar esta polémica: «Sería como conceder el Nóbel de Literatura a Stephen Hawking, porque ha escrito libros».
Hay quien puede pensar que esta elección de Cabrera podría ampararse en la versatilidad de la que hablaba hace unos meses con el Premio Príncipe de Asturias, Pedro Miguel Etxenike, en una entrevista durante las jornadas de Passion for Knowledge, o incluso quien pueda invocar esa tercera cultura de la que también hablé aquí hace algún tiempo con la célebre conferencia de C.P.Snow y sus dos culturas.
No.
La multiculturalidad, versatilidad, la tercera cultura o la universalización del conocimiento en sus diversas ramas no son un paraguas tan amplio como para convertirse en un saco dónde entre cualquiera por cualquier mérito.
En este caso no nos encontramos ante una figura que para su trabajo o su carrera haya conjugado la literatura y la física. Estamos ante momentos puntuales e incidentales que no pueden ocultar lo que es, en realidad, una mala decisión que confunde y crea dudas sobre el verdadero trabajo de Blas Cabrera. Si pretendían rescatar del olvido a Don Blas Cabrera Felipe, hay mejores formas y lugares. Quién no lo conociera, ahora es posible que tenga una imagen errónea sobre su carrera, a qué se dedicó o lo qué realmente significó.
Y como digo, es muy probable que la intencion de esta designación sea buena, sin embargo, la elección del lugar y la materia han sido erróneas. Por poner otro ejemplo clarificador sería como nombrar a don Blas representante del gremio de gastronomía porque en su día cocinó unos buenos spagettis… puedes defender esa designación en aras de la tercera cultura culinaria, pero seamos serios: no viene al caso…
No creo que al propio Cabrera Felipe le cuadrara muy bien todo este homenaje en una materia en la que ni le va ni le viene, muy al contrario, es posible que el bueno de don Blas afirmara: «Pero señores parlamentarios, si tienen ahí a Don Benito Pérez Galdós… ¿Para qué me meten ustedes a mí en esos berenjenales?
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