La historia de un navío llamado ¡Adelante! (1893)

Por Irreductible, el 14 octubre, 2009. Categoría(s): expediciones • historia • navegación • personajes

El artículo que os propongo hoy, me llega de la mano de Samuel Bernardo, un informático salmantino que, después de visitar la Aldea durante bastante tiempo, se ha animado a participar activamente y mediante un correo, me envía la increíble aventura que aquí os dejo… Gracias Samuel.

La historia de un navío llamado Adelante!

Ésta mañana (07/10/2009) me levanto con una noticia que lleva por título “Hallada la única foto de la primera expedición al Polo Sur”.
La curiosidad por conocer una foto tan trascendente en la historia de la exploración y olvidada durante casi 100 años me hace seguir el enlace hasta la noticia de El País.

Imagen de la expedición del noruego Roald Amundsen (1911)

Tras ver la foto y leer la noticia me llama la atención el pié de foto en el que se puede leer “Imagen de la expedición del noruego Roald Amundsen en el Polo Sur, el 14 de diciembre de 1911”, al leer el apellido Amundsen me viene a la memoria el museo (Frammusset) que visitamos el año pasado en el viaje de novios a noruega mi mujer y yo, y que está dedicado a las expediciones Árticas y Antárticas hechas con el barco FRAM, una de las cuales, la tercera concretamente, es la que llevó a Roald Amundsen a la conquista del polo sur. Tengo muy buen recuerdo sobre la guía del museo explicando las expediciones, sobre todo el primer asalto al otro polo, el norte.

Y es que la historia del FRAM es la historia de un barco construido con la pretensión de superar los límites de la exploración humanos y demostró su utilidad en condiciones muy duras en tres ocasiones. Hoy, animado por los recuerdos de uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida, me complace contaros la primera expedición, que a mi modo de ver, tiene todos los ingredientes de una buena historia.

La primera expedición del FRAM: Misión Ártica

Retrocedemos hasta el 8 de julio de 1879, día en que un barco apodado “La Jeannette”, parte del puerto de San Francisco (EE.UU) con la misión de conquistar el polo norte, su expedición fue rica en descubrimientos geográficos y meteorológicos, sin embargo, en la noche del 12 de junio de 1881 la presión del hielo siberiano sobre el casco del barco obligo a sus tripulantes a abandonar la embarcación y el objetivo de la conquista del polo. Mientras tanto, al otro lado del océano ártico, un joven explorador noruego llamado Fridtjof Nansen siguió con mucho interés los acontecimientos posteriores al fracaso de dicha misión y supo aprovechar las valiosas lecciones que el hielo le ofreció.

A los tres años de la fatídica noche de La Jeannette comenzaron a llegar a la costa sudoeste de Groenlandia los restos de la expedición. Nansen no tardó en darse cuenta de que la explicación más razonable a éste hecho era que existía una corriente de hielo polar que, atravesando el polo norte, habría arrastrado los restos de “La jeannette” desde la costa de Siberia hasta la opuesta en Groenlandia.

Océano Ártico Fuente Creative Commons

 

Este razonamiento le dio la primera pista acerca de un nuevo planteamiento de asalto al polo.

Sin embargo, también conocía los efectos de la presión del hielo sobre el casco de una nave. Nansen decidió solucionar dicho inconveniente proyectando la construcción de una nave muy poco convencional, una nave que recibiría el nombre de FRAM (Adelante! en español).

La construcción del FRAM y su primera expedición al polo norte

Para construir la nave, Nansen recurrió a la ayuda de un famoso constructor de barcos de la época de ascendencia escocesa llamado Colin Archer (a la izquierda).

La idea era construir un barco que pudiese navegar a lo largo de la costa siberiana y que resistiese la presión del hielo ártico para llegar al centro del polo aprovechando la corriente que arrastró los restos de la Jeanette.

Nansen hizo un diseño de una nave muy robusta y se la presentó a Archer. Al ver el diseño, Archer reconoció que el mismo era muy robusto, pero nada más, una nave sin quilla sería muy difícil de gobernar. A estas alturas me puedo imaginar la cara de Archer cuando Nansen le explico sus planes para atravesar el polo.

Dado que la navegación por el hielo no era posible en aquella época, diseñó un barco que ascendería sobre el hielo una vez éste empezase a ejercer presión en sus costados y descendería por su propio peso al retirarse el hielo.

Así que Archer tenía un cliente que le pedía una nave no para navegar, sino para descansar sobre el hielo, y con la suficiente maniobrabilidad para recorrer miles de millas antes de reposar plácidamente sobre la superficie congelada del polo norte

Esquema de casco del FRAM: cubierta, estancias y sección Fuente Domino Público

El resultado fue un monstruo de 402 toneladas, sin apenas quilla, con un espesor de 70 a 80 cm en el casco y 125cm en la proa y una estabilidad de navegación similar a la de un tronco de madera. Aparte de estos datos asombrosos, la nave tenía que atravesar el mar de Barents y enfrentarse a las corrientes del golfo para llegar a la costa siberiana, donde, supuestamente, se elevaría sobre el hielo sin ningún tipo de ayuda y sería arrastrado por la corriente porlar hasta el centro del polo norte.

No sería de extrañar que Archer le hubiese pedido a Nansen el importe de la construcción del barco antes de botarlo, porque las posibilidades de navegar eran muy limitadas.

Esquema de casco del FRAM: cubierta, estancias y sección

Nansen calculó que la expedición le llevaría de dos a tres años, así que tras conseguir la financiación necesaria, almacenar víveres, tripulación y combustible suficiente, el 21 de Julio de 1893 el FRAM sale de Vardo con destino a dejarse atrapar por los hielos polares ese mismo año, concretamente el día 22 de septiembre en la latitud 78° 30′ N.

Mapa de la expedición Ártica: 1893-1896

En el Mapa se puede ver el recorrido que relizó el FRAM en su aventura por el polo. Como ya hemos dicho más arriba, la nave salió de Vardo atravesando el mar de Barens y bordeando la costa ártica de Rusia y Siberia hasta las islas de Nueva Siberia, en la parte superior del mapa, donde queda atrapado en el hielo.

Ese mismo día se puso a prueba el diseño de la nave. El hielo aprisiono el FRAM mientras la tripulación permanecía expectante el momento en que colapsaría y tendrían que abandonar su misión. No fue así, el diseño de Archer funcionó a la perfección y la forma curva del casco hizo que la propia presión del hielo lo elevase hasta quedar literalmente posado encima de la capa de hielo.

La primera prueba a la que había sido sometido el FRAM había sido todo un éxito, ahora solo había que esperar a que la corriente polar llevase el barco hasta el centro del polo.

El 29 de Septiembre el FRAM había avanzado un grado en su ruta hacia el polo y la temperatura descendía hasta -14,5 ºC. No tardaron mucho en darse cuenta de que la corriente que arrastraba el hielo distaba mucho de ser uniforme.

Se puede apreciar fácilmente la ruta errática que sigue el barco atravesando el polo, parece más el resultado de un niño garabateando sobre un mapa que de un plan de ruta. En ocasiones avanzaban en zig-zag, otras avanzaban y retrocedían días después, pero claro, la baza que Nansen había jugado era dejarse arrastrar, y lo único que podía hacer él y la tripulación era esperar que el cálculo del tiempo del recorrido fuese el correcto, si no, morirían de inanición.

La tensión de la tripulación debió ser enorme, sin nada que hacer y en un entorno monótono y hostil uno se puede hacer una idea de la gran tarea de mando de Nansen dado que en ningún momento hubo motines abordo.

Habían pasado su primer invierno en el ártico y el barco había recorrido ¼ de la distancia total del viaje, los cálculos mostraban un retraso importante.

A lo largo de los meses que la tripulación pasó en el ártico, Nansen dedicó su tiempo a buscar una explicación a la ruta del barco. Descubrió que la profundidad del océano bajo el hielo era mucho mayor de lo que se estimaba por aquella época y, como consecuencia, la influencia de la corriente polar sobre el movimiento del hielo pasaba a no ser lo suficientemente fuerte como para asegurar el paso del barco por el polo.

Conociendo éstos datos, en la primavera de 1894, Nansen comienza a realizar pequeñas expediciones acompañado de su compañero y amigo Fredrik Johansen (a la derecha), un compatriota noruego experto en la guía de perros.

Sus expediciones les llevan a construir kayaks y a aprender a aprovisionarse abundantemente para intentar el asalto a pié al polo norte una vez sabido que el barco nunca se acercaría lo suficiente.

En enero de 1895 el barco queda bloqueado por el hielo, un enorme montículo sepulta parte del mismo y se complica la situación, bloqueados y sin otra posibilidad que esperar, Nansen y Johansen abandonan el barco el 14 de marzo de 1895. En el mapa aparecen dos rutas, la línea roja punteada es la ruta que siguen Nansen y Johansen y la continua la que sigue el barco, la historia se divide, pero la casualidad quiere darle una oportunidad de lucirse a la trama.

La expedición de Nansen y Johansen:

Tras separarse del barco situado en posición 84° 4′ N, en marzo de 1895 Nansen y Johansen toman la decisión de ir a pie al polo norte. Su posición geográfica los sitúa a 800 km de cualquier tierra conocida y a la misma distancia del polo. Tras un mes de travesía por el hielo, el 3 de abril, la posición es 85° 59′ N, simplemente decepcionante, el avance es muy difícil debido a las bajas temperaturas y a que la corriente que arrastra el hielo juega en su contra.

Deciden continuar durante un mes más y el 8 de abril alcanzan los 86º 14′ N, la latitud más alta hasta entonces conseguida por el hombre. Al tiempo que consiguen el reto se dan cuenta de que, a ese ritmo, les será imposible alcanzar el polo antes de que comience el invierno, deben abandonar.

En retirada hacia el sur, y enfrentándose a la permanente aguanieve y bajas temperaturas logran llegar en agosto de 1895 a la Isla Jackson y deciden pasar el invierno en ella construyendo una cabaña. Sobreviven cazando morsas y matando los osos que merodean atraídos por los restos de las mismas.

Foto del encuentro entre Nansen y Frederick

Nansen y Johansen llevan un año sobreviviendo por sus medios en el polo norte y en mayo de 1896 deciden reanudar la marcha hacia el sur. La casualidad quiere que, la mañana del 17 de junio de 1896 tras un mes de marcha, Nansen y Johansen se levanten con lo que debieron creer un espejismo.

En la lejanía podían ver claramente la silueta de un británico caminando por la capa de hielo con esquís y una escopeta. El británico desubicado respondía al nombre de Frederick, que casualmente, había sido uno de los hombres descartados para la expedición al polo norte de Nansen. Frederick, ante el rechazo de la expedición de Nansen, había decidido montar la suya propia y, casualmente, tomaron la decisión de pasar el invierno en la misma zona donde se encontraban los dos exploradores perdidos.

Tras el rescate fueron llevados al barco de avituallamiento de la expedición de Frederick, que los conduciría al puerto de Vardo llegando el 13 de Agosto de 1896.

Pero no nos hemos olvidado del barco, por su parte la nave continuó su particular ruta a la deriva durante todo ese tiempo alcanzando una latitud máxima de 85º 57”, algo menos que Nansen y Johansen. Fué localizado el 13 de agosto de 1896 con toda su tripulación viva. Posteriormente fue conducido al puerto de Christiania, donde hizo una entrada triunfal el 20 de agosto de 1896, tan solo una semana después que Nansen y Johansen llegasen a Vardo.

Llegada del FRAM a Christiania

La expedición, a pesar de no conquistar su objetivo principal fue todo un éxito:

Tres inviernos en el Ártico sin enfermedad ni desfallecimiento moral; la marcha de dos exploradores hasta el punto más septentrional jamás alcanzado; el retorno sano y salvo de toda la tripulación y del buque en perfecto estado; el descubrimiento de que el océano que rodea al polo es muy profundo; el descubrimiento del itinerario seguido por las banquisas y la desviación después por el estrecho de Bering hasta el Atlántico;

De todos los resultados posibles, ni siquiera Nansen habría podido imaginar que su aventura al polo hubiese salido tan bien parada, y la casualidad de llegar con tan solo una semana de antelación, tras pasar casi año y medio separados del FRAM, es simplemente increíble.

Muchos de los personajes que aparecen en esta breve historia tendrán mucho que decir en las siguientes expediciones del FRAM pero eso, es otra historia…

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Más documentacion:
USS La Jeanette FRAM Expedición del FRAM Museo del FRAM
Biografías:
Roald Amundsen Fridtjof Nansen Colin Archer Fredrik Johansen Frederick George Jackson



Por Irreductible, publicado el 14 octubre, 2009
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