La «ex-esclava» que nunca perdió un pasajaero

Por Guillermo, el 7 octubre, 2008. Categoría(s): guillermo • historia • personajes

PERSONAJES IRREDUCTIBLES: HARRIET TUBMAN

Harriet Tubman (1820-1913) escapó en 1849 de la granja esclavista de Maryland (EEUU) en la que trabajaba. Tras librarse de la esclavitud fue sacando del estado a sus parientes, llegando a realizar trece “misiones de rescate” en las que liberó a cerca de setenta esclavos, hombres, mujeres y niños, guiándoles personalmente hasta la libertad. Además proporcionó instrucciones precisas para facilitar la huida de cientos de esclavos que escaparon hacia Canadá.

Se decía de Tubman (o “Moses” -Moisés- como era llamada) que “nunca perdió un pasajero”.

Utilizaba para su peligroso trabajo la red antiesclavista conocida como el “ferrocarril subterráneo” (un sistema informal y clandestino, pero bien organizado, formado por negros libres, blancos abolicionistas y activistas cristianos, a menudo llamados cuáqueros).

Participó activamente en la guerra de secesión norteamericana y fue una incansable luchadora por la libertad de los afroamericanos. Tras su muerte se convirtió en un icono de coraje y libertad.
Mucho se ha escrito sobre su apasionante vida y las peripecias de sus peligrosos viajes y misiones de rescate.

Pero hoy me gustaría hacer algo distinto.

Hoy (y con la ayuda de National Geographic) vamos a ponernos en el lugar de uno de esos “pasajeros” de Harriet Tubman y del “ferrocarril subterráneo” en su viaje hacia Canadá. En su viaje hacia la libertad:

ESTAMOS EN 1850. ERES UN ESCLAVO.

Tu cuerpo, tu tiempo y tu aliento pertenecen a un granjero de Maryland. Durante seis largos días a la semana trabajas en sus campos y le haces rico.

Nunca has sido libre. Libertad significa para ti un duro, largo y peligroso viaje.

Has escuchado historias sobre ella: es Harriet Tubman, que vuelve al rescate de los demás. “Nunca ha perdido un pasajero”, y si ella no puede acompañarte, te dirá cómo seguir el camino de la libertad hasta Canadá.

Empiezas con ella y otros esclavos el largo camino hacia Wilmington, Delaware, atravesando bosques y pantanos. Allí dijo Harriet que encontrarías amigos, y que una linterna encendida te indicaría una “casa de seguridad”.

Pero ¿realmente se puede llamar a la puerta de una familia blanca y confiar en que te van a ayudar?
Una cálida bienvenida y comida caliente es lo que te encuentras en el interior de la casa.

Guiados por su conciencia, los propietarios violan la ley por ayudar a los fugitivos.

Tu anfitrión, un hombre de negocios cuáquero llamado Thomas Garrett, es un buen amigo de la Tubman. Garrett ha trabajado en el “ferrocarril subterráneo” durante mucho tiempo. Sigues sus instrucciones y consejos para llegar hasta Filadelfia (Pennsylvania).

Otro largo y agotador viaje y has llegado a un estado libre, es cierto, pero la legislación de los Estados Unidos todavía te considera propiedad de tu amo, y abundan los caza recompensas…

En Filadelfia contactas con William Still, un colaborador negro que te ayuda a prepararte para otro largo tramo de viaje hacia Rochester (Nueva York)

Semanas y semanas interminables, incluido un agotador paso de casi 400 kilómetros a través de los Apalaches, te han llevado a Rochester.

Allí puedes ver fugazmente a Frederick Douglass, el orador ardiente, que escribe en “The North Star”, un periódico abolicionista.

Te reúnes con otros amigos antiesclavistas que te proporcionan ropa de abrigo para el duro clima de Canadá y se aseguran de que estás en condiciones de afrontar la travesía del Lago Erie.

Allí te espera una pequeña embarcación. Al otro lado del lago Erie se encuentran Canadá y la libertad.

Pero hay que darse prisa… a medida que avanza el invierno se ha empezado a formar hielo en el lago, y los cazadores de esclavos también están al acecho…

…Por fin llegas a Canadá. Respiras en libertad.

Ha transcurrido casi un año desde que escapaste de Maryland.

Todavía te queda enfrentarte a nuevos desafíos: encontrar una casa, ganarte la vida, adaptarte a un nuevo lugar… no importa, lo peor ya ha pasado.

Estás libre al fin. Gracias a Harriet Tubman y a la ayuda del “ferrocarril subterráneo”.

Hoy eres otro pasajero que no se perdió.

La ruta que has seguido, con distintas variantes, así como otras utilizadas por la red del “ferrocarril subterráneo” se encuentran en este mapa.

Las fotografías están tomadas de www.old-picture.com

Artículo realizado por Guillermo

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Por Guillermo, publicado el 7 octubre, 2008
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