El 27 de agosto de 1911 la revista The New York Times Sunday Magazine publicó un artículo titulado
«Los marcianos construyen dos inmensos canales en dos años.Vasta obra de ingeniería llevada a cabo en un tiempo increíblemente corto por nuestros vecinos planetarios”
The Times se hacía eco de los estudios del astrónomo estadounidense Percival Lowell, que estaba convencido que había vida en Marte, y que las líneas en la superficie del planeta eran enormes canales que una civilización marciana estaba construyendo para tratar de transportar el agua de las zonas polares a las tierras más áridas de aquel lejano planeta.
«Todo esto es maravillosamente claro,» dijo Lowell a la revista; la civilización marciana, moribunda por la escasez de agua, estaba luchando para llegar a las capas de hielo del planeta.
“Canales de mil millas de largo y veinte millas de ancho están, simplemente, más allá de nuestra comprensión. A pesar de que somos conscientes del hecho de que una roca que aquí pesa cien libras allí sólo pesa treinta y ocho libras, y que las operaciones de ingeniería serían, en consecuencia, menos arduas que aquí, sin embargo apenas podemos imaginar a los habitantes de Marte capaces de llevar a cabo esta tarea hercúlea en el breve intervalo de dos años.”
(Extracto del artículo de 1911 del New York Times)
Ni que decir tiene que Lowell fue criticado y condenado al ostracismo por sus colegas de la época.
Percival Lowell también creyó ver “rayos” en el planeta Venus, pero lo que Lowell estaba realmente observando en la superficie de Venus a través del telescopio no eran “rayos”, sino los vasos sanguíneos de propia su retina.
Cualesquiera que fueran sus fallos y defectos, la imaginación, el esfuerzo, la tenacidad y la pasión de Lowell por la astronomía llevaron finalmente a la Ciencia a conseguir importantes logros, entre ellos el Observatorio Lowell (construido en 1894 por el propio Lowell, y que permanece activo hoy en día) y el descubrimiento de Plutón 14 años después de su muerte, a cuya búsqueda se dedicó Lowell durante los últimos ocho años de su vida. (Por cierto, las primeras letras de Plutón (PL) se corresponden con Percival Lowell)
La figura de Percival Lowell es un ejemplo, entre otros muchos, que dan pleno sentido a la cita de la que viene el título de este artículo:
“La Ciencia”, escribió R.W. Emerson, “no sabe cuánto le debe a la imaginación”
Después de todo, puede que la imaginación de Lowell estuviese en lo cierto sobre la existencia de agua en Marte…
Fuentes y más información: Sobre Percival Lowell podéis encontrar abundante información en internet. Recomiendo este estupendo artículo de El Baúl de Josete: Percival Lowell y los rayos de Venus
Aquí podéis encontrar en PDF y disfrutar del artículo íntegro del New York Times del 27 de agosto de 1911.