En 1874, en Argenteuil (una pequeña ciudad al noroeste de París) se encontraban juntos Edouard Manet, Claude Monet y el joven Pierre Auguste Renoir.
Mientras Manet miraba disimuladamente un lienzo que estaba pintando Renoir, se acercó a Monet y le dijo:
“Ese muchacho no tiene talento en absoluto. Tú que eres más amigo de él, dile que renuncie a la pintura”
Afortunadamente, ni Monet se lo dijo a Renoir, ni Renoir renunció a seguir pintando, y hoy en día podemos disfrutar del arte de uno de los más grandes pintores impresionistas.
El almuerzo de los remeros, 1881
Chemin montant dans les hautes herbes, 1874
La Moulin de la Galette, 1876
En la terraza, 1881
Fuentes y más información: La “impresión” de Claude Monet (Pdf) y Kleine Künstler Konkordanz