El gran parabrisas de la nave estelar deja ver el espacio profundo extendiéndose delante de los protagonistas. El piloto, normalmente con una sencilla palanca, acciona el mecanismo que pone en marcha los propulsores y la nave alcanza la velocidad de la luz en décimas de segundo. Mientras dejan atrás a sus perseguidores, la cabina se enciende y las estrellas más cercanas se convierten en trazas luminosas que se deslizan majestuosamente formando un túnel alrededor de los viajeros.
Pues bien… «Si esto ocurriese realmente, en menos de un segundo esa nave debería estallar, desintegrándose por completo y haciendo pedazos a todos sus ocupantes. Fin de la película», reconoce entre risas Arturo Quirantes, profesor titular de Física en la Universidad de Granada.
Así comienza mi nuevo reportaje “Lo que Hollywood no te contó sobre los viajes a la velocidad de la luz” en El Español. Si quieres puedes leer el artículo completo en este enlace”