Seguro que todos recordamos de nuestras etapas escolares cómo nuestros profesores o la mayoría de los libros de texto, afirmaban que el apéndice, esta alargada protuberancia del intestino grueso, no tenía ninguna utilidad… salvo inflamarse y ponernos en aprietos. Es lo que, en términos evolutivos, se conoce como “órgano vestigial” o lo que es lo mismo, órganos o miembros del cuerpo que con el paso del tiempo han perdido la función original que realizaban en épocas pasadas. En el caso que nos ocupa, el apéndice vermiforme, probablemente era un órgano que ayudaba a nuestros antepasados primates a digerir y sintetizar la celulosa procedente de las hojas que comían.
Con los cambios de hábitos, costumbres y alimentación, este órgano dejó de ser utilizado y mediante el lento proceso de la evolución terminó por convertirse en un vestigio innecesario, y en muchos casos, hasta peligroso.
Esto es lo que se pensaba hasta hace no mucho, pero paulatinamente y desde hace ya algunos años, se han ido acumulando pruebas y estudios que apuntan a que nuestro apéndice no es tan inútil como pensábamos.
Sigue leyendo en: «¿Hemos descubierto por fin una utilidad del apendice humano?» [Cuaderno de Ciencias, Yahoo] (19 octubre 2013)