La órbita y la caída de cada satélite dependen de muchos factores como el peso, la velocidad, el ángulo, la influencia gravitatoria de otros cuerpos celestes como la Luna o el Sol o el rozamiento con la atmósfera que, aunque débil, también existe.
Entre todos estos datos a tener cuenta resulta que los científicos se han encontrado con un elemento con el que no habían contado hasta ahora y que representa una ayuda extra por parte de nuestro planeta.
Sigue leyendo en: «Descubren una ayuda inesperada: La forma de la Tierra evita que los satélites caigan» [Astronomía para terrícolas, Yahoo] (20 octubre 2013)