Mucho antes de lo que imaginamos, una serie de gadgets construidos a partir de 1920 habrían permitido a nuestros abuelos y abuelas llevar consigo y escuchar su música preferida en cualquier lugar, sin necesidad de arrastrar consigo el acordeón, a la tuna completa o al coro de la ciudad.
Bastaba simplemente llevar consigo un gramófono “de bolsillo” como el de la imagen.
Una serie de gramófonos ultra-portátiles y desmontables comenzaron a aparecer en la década de 1920.
El gramófono portátil Colibrí , que se ilustra aquí, fue uno de los más pequeños: cuando estaba cerrado ocupaba poco más de 10 cm.
Se fabricaba en Bélgica y reproducía discos de 30 cm., aunque debido a su pequeño plato era necesario fijar el disco con una tuerca de sujeción antes de reproducirlo.
Otro modelo de gramófono de bolsillo fue el “Peter Pan”, ligeramente más grande que el anterior y del que os dejo este breve y curioso video sobre su montaje.
Algún modelo del Peter Pan portátil incluso incorporaba un reloj despertador que, al llegar la hora deseada, ponía en marcha el gramófono y comenzaba a reproducir el disco.
…Vamos, que solo le faltaba la cámara integrada 🙂