UNA TARDE DE COPAS ESCÉPTICAS EN SEVILLA…

Por Irreductible, el 20 enero, 2010. Categoría(s): Bar de la Ciencia • blogosfera • pseudociencia

Al igual que meses atrás hice con David Horat, uno de los españoles trabajando en el CERN, hoy vuelvo a abrir el Bar de la Ciencia en la Aldea Irreductible para tomarme unas copas con el principal referente escéptico en el ámbito de la blogosfera en castellano.

Se trata del periodista Luis Alfonso Gamez que, desde su Magonia en el periódico «El Correo«, representa el más sonoro (y en ocasiones contundente) baluarte de la investigación escéptica en España.

Magonia

Son las cinco de la tarde y llego tarde… Me acabo de levantar hace apenas una hora y con la resaca del día anterior aún vigente, bajo al Bar del Hotel Renacimiento en Sevilla donde se está celebrando el Evento Blog

Entro en el Lobby Bar y miro alrededor… Wicho trasteando con su movil bajo la atenta mirada de Kurioso, la escurridiza figura de Jose Antonio liándose un cigarro que por Ley Orgánica tendrá que fumarse fuera del hotel, Maikelnai delante de su cuarta cerveza consecutiva contando la anécdota del «Nicht heute, vielleicht morgen», Aberrón enviando algo por email a la redacción de La Información desde su portatil… En fin… Lo normal en este tipo de eventos frikies…

No entiendo como pueden estar tan frescos después de la marcha de ayer… saludo sin ganas (mamones) y, sorteando sin mucho éxito los sillones rojos del Bar, me encamino hacia la mesa donde desde hace ya un rato me espera Luis Alfonso…

hotel renacimiento

L.Alfonso: Vaya carita que traes…

Javier: Calla… calla… mejor no preguntes… ¡Camarero!

A nuestra mesa se acerca un uniforme coronado con una pajarita llevando con él a un chaval al que en la cara se le adivina la expresión de «en cuanto termine mi turno, cojo la moto y me voy de botellón»… Buenas tardes, caballeros…

Javier: A mí me pones un Jameson con cocacola y… ¿tú qué quieres?

L.Alfonso: Empiezas fuerte… buff… a mí ponme un gin tonic… pero cortito de ginebra y largo de limón…

Javier: ¿Cortito?… Joder, yo pensaba que eras de Bilbao… ¿Qué es eso de cortito?

L.Alfonso: De Bilbao… y de pata negra… del mismo Bilbao, no cómo muchos de mi generación que nacieron en el Hospital de Cruces en Barakaldo…

Javier: Pues nada, cómo quieras… cortito de ginebra para el abuelo…

El camarero se marcha hacia la barra y mientras, observo a Luis Alfonso… delgado, sonriente, cruza las piernas varias veces en apenas unos minutos y se ve que es una persona activa, de las que se mueven y gesticulan cuando hablan… Periodista, Profesor, Investigador… Sin embargo, tiene esa expresión en la cara de quién en la Facultad, ha pasado más horas jugando al mus que en clase…

L.Alfonso: Digamos que fui un vago de aúpa. Estudié Historia -tengo el título, para los escépticos- y me pasé la mayor parte de la carrera de bar en bar y jugando al mús (mi madre no tiene Internet así que espero que no se entere). Tú también, ¿verdad?

Javier: Se nos nota… hay gente que lo llevamos escrito en la frente…

L.Alfonso: Pero después me formalicé… cuando hice el Máster de Periodismo de la Universidad del País Vasco y El Correo, donde doy clases de redacción periodística y de periodismo científico… Oye, y a pesar de tenerme como profesor, casi todos mis alumnos han hecho carrera en el periodismo y algunos han llegado hasta donde yo jamás lo haré. Es un motivo de esperanza para la educación española: no importa lo horrible que sea un profesor, sus pupilos podrán prosperar en la vida sin que lo sufrido en clase les suponga un lastre.

Mientras me pone un poco en situación respecto a su biografía profesional, el camarero vuelve hacia nosotros, bandeja en mano y nos coloca los posavasos y dos copas… dos copas de esas que odio y que ahora se han puesto tan de moda… puñeteras copas-pecera…

lagamez 1

Luis Alfonso Gamez junto a la piedra en Gorliz en la que había gente que veía a la Virgen

Javier: Yo lo que peor llevo es el fanatismo religioso, pero imagino que tu cruzada es algo diferente… quizá te tira más la superchería y las magufadas…

L.Alfonso: Yo llevo no sé cuantos años intentando apostatar, pero siempre se me va olvidando… quizá porque la religión no tiene ninguna importancia en mi vida. Sin embargo, las pseudociencias sí tienen ese tirón que me atrae…

Javier: Ayyy… los magufos…

L.Alfonso: No me gusta la palabra magufo. Lo siento… Para decir lo mismo, ya existe el castizo engañabobos, que es lo que en fondo son quienes viven de explotar la ingenuidad del personal. Además, la confusión entre magufo y crédulo ha sido alimentada por los propios usuarios del término, que han solido utilizarlo tanto para descalificar a vendedores de misterios como para dirigirse a simples creyentes.

Javier: Y tú has tenido que tener encuentros interesantes con tus queridos engañabobos… ¿alguno en el que hayas perdido los nervios?

L.Alfonso: En general, no recuerdo haber tenido ningún encuentro con charlatanes en el que haya perdido los nervios. Más bien, alguna vez le he hecho yo perderlos a algún vidente que otro. De todos modos, los más famosos vendedores de misterios y adivinos nunca han aceptado tener un debate abierto ni conmigo ni con otros escépticos. Saben que tienen más que perder que que ganar.

Javier: Porque en el fondo, se trata de eso… de ganar… de ganar dinero, claro… los ovnis, los fantasmas, actualmente y en manos de quién están, son simples tornillos en la máquina registradora de editoriales, investigadores del misterio… ya sabes… Pero existe otro tipo de «magufería» que sí puede llegar a ser peligrosa…

L.Alfonso: Exacto, Javier… Todas las supersticiones y pseudociencias relacionadas con la salud me parecen peligrosísimas. Me sacan de mis casillas. No aguanto a ningún tipo de curandero ni de vendedor de esperanzas infundadas a enfermos. Esos individuos están para mí entre lo más despreciable del género humano. Son sinvergüenzas que se aprovechan de los más indefensos, los que sufren patologías crónicas o incurables, sin que el Gobierno -al que tanto preocupa defender los intereses económicos de los artistas con ingresos multimillonarios- haga nada para evitarlo ni los Colegios de Médicos den un paso. Perdona, pero estas cosas me calientan: me imagino a un enfermo de cáncer incurable, por ejemplo, siendo víctima de uno de estos estafadores, que le saca los cuartos y le infunde falsas esperanzas, y me hierve la sangre.

¿Estás calentito?… pues nada, espera que llamo al camarero… Niño! Mira a ver si eres capaz de traernos un Jameson Cola y un Gin-Tonic… Pero en vaso de tubo… déjate de peceras…

lagamez 2

Luis Alfonso en la isla de Santorini, donde algunos sitúan la Atlántida

Javier: Sin embargo, toda esta gente tiene un tirón espectacular… y mientras, ¿dónde está el periodismo escéptico y científico en España?… No sé, no lo veo compensado.

L.Alfonso: Supongo que habrá quien diga que siempre ha sido igual, pero para mí el periodismo en los últimos años se ha devaluado mucho. Hay periodismo del bueno y del malo, pero del primero cada vez queda menos. Creo que, por desgracia, la Prensa se está contagiando de los modos de hacer de la peor televisión -la de los tomateros y compañía- y está olvidando que su público no abre el periódico para recibir lo mismo que de la caja tonta. La publicación de noticias falsas y rumores es cada vez más habitual porque se está cediendo terreno al sensacionalismo. Y, como firmar historias llamativas es la mejor manera de que los jefes te aplaudan, algunos periodistas lo hacen a costa de la verdad, del rigor y de la decencia. Conozco magníficos profesionales que son rigurosos, trabajo con ellos y me honro de su amistad; pero también conozco a algún copiasteador voraz, a algún caradura que firmaría hasta las viñetas del Fantasma por ver su nombre en letra impresa y a colegas que escriben historias increíbles a sabiendas de que son falsas, pero como son tan bonitas… Esas malas prácticas son las que hacen que tengamos tan mala imagen como colectivo y merezcamos cada vez menos crédito.

Javier: Por no hablar de la Radio… eso es terreno minado…

L.Alfonso: La radio es un gran medio por la capacidad que tiene de sugerir. Ha sido, desde que recuerdo, un medio proclive para la charlatanería, sobre todo pasada la medianoche. Todavía me acuerdo de cómo escuchaba al recientemente fallecido Antonio José Alés en la Ser hace treinta años en su Medianoche. Él inventó las veraniegas alertas ovni, las salidas nocturnas a ver luces en el cielo. Yo era un crío y aquellos programas me permitían quedarme levantado en el balcón del piso que alquilábamos en Lekeitio con mis libros, el cielo estrellado y la sugerente voz de Alés de fondo. Eran momentos mágicos; eran la aventura. Alguna vez hasta usamos las alertas ovni como excusa para ir a pasar la noche al monte, y nos lo pasábamos cañón hablando de chicas. Por desgracia, nunca vimos nada en el cielo; por lo menos que yo recuerde. Aunque, ahora que lo pienso: igual me abdujeron, me metieron una sonda anal y me borraron la memoria…

Javier: La tele, la prensa, la radio… Yo insisto, Luis Alfonso… algo estamos haciendo mal, cuando nos estan ganando terreno personas que dicen que tienen grabadas voces de espíritus en cinta… Es ridículo pero lo venden…

L.Alfonso: Los divulgadores científicos de nuestro país no se toman en serio la necesidad de luchar contra el pensamiento mágico. En general, ni los divulgadores ni los científicos creen que la denuncia de la pseudociencia y de las supersticiones vaya con ellos: unos están preocupados por contar noticias y los otros por investigar y publicar. Y es una pena porque creo que a ese pasotismo hay que culpar, en parte, de la debilidad del movimiento escéptico.

Casi terminando la frase, miramos a nuestra derecha y vemos cómo se acerca a nuestra mesa el bueno de Victor Ruiz

V.Ruiz: ¿Qué? ¿Conspirando?

Javier: Aquí estamos, poniéndonos a tono con el Evento Blog…

V.Ruiz: Pues ahora mismo comienza en el Salón de actos una conferencia muy interesante sobre emprendedores y marketing 2.0

Miro a Luis Alfonso… arqueo una ceja… y llamo al camarero: Jefe, ponte aquí otra ronda… Victor sonrie y se marcha hacia el Salón de actos…

Magonia - Aldea Irreductible

 

Javier: Y los blogs… ahora aparecen en escena los blogs escépticos…

L.Alfonso: El blog es una herramienta magnífica. A mí me liberó de depender de los tiempos de publicación de las revistas escépticas, que me desesperaban: entregabas un original en junio con las últimas novedades para que fuera actual, se publicaba medio año después y, encima, el que quedabas mal con los lectores eras tú.

Javier: Los blogs son muy interesantes en ese aspecto… Son rápidos… ágiles y actuales… Podemos atacar cualquier noticia de la pseudociencia justo cuando aparece… Así cortamos el camino antes que se propague…

L.Alfonso: Hace mucho tiempo que no dudo que es mejor publicar un original en el blog a en una revista o boletín de aficionados. Magonia lo controlo yo; yo manejo mis tiempos y asumo todos los errores. El blog no me ha dado nada más que satisfacciones. La herramienta como tal ha permitido que quienes abogamos por el pensamiento crítico tengamos dispongamos de tribunas en las que exponer nuestras ideas, tribunas que no exigen de un costoso aprendizaje técnico ni del mantenimiento de una web al uso. Desde que existen los blogs, los charlatanes lo tienen en España más difícil para vender sus cuentos chinos impunemente porque las bitácoras permiten la guerra de guerrillas en la lucha contra las supercherías. Un puñado de blogueros escépticos, cada uno por su cuenta y con su bitácora, hacen más que la más potente de las sociedades escépticas españolas; lo que también dice bastante poco a favor de estas organizaciones últimamente.

Javier: Y Magonia es el blog de referencia…

L.Alfonso: ¿Ya estás piripi?

Javier: Juas… todavía me queda bastante para llegar a estar minímamente contento… Dame tiempo… jajaja… por cierto, abuelito, cuéntame otra vez la historia de dónde sacaste el nombre de Magonia, porque me parece cojonudo…

L.Alfonso: En un escrito medieval, el abate Nicolás de Montfaucon de Villars cuenta un episodio de hechicería relacionado con Magonia, una ciudad en las nubes de la que bajaban unos seres, los tempestarios, que dañaban las cosechas y se llevaban los frutos. Resulta que una vez el populacho atrapó en Lyon a cuatro forasteros a los que se acuso de ser tempestarios e iban a lincharlos, pero Agobardo, el obispo de Lyon, concluyó que era una superstición sin sentido y los desdichados salvaron la vida. Me pareció una historia muy bonita y, ademas, reinvindicadora del sano escepticismo.

El camarero se acerca de nuevo para intentar solventar el desbarajuste de copas que tenemos en la mesa y con él, se acerca Juan para preguntarnos si nos venimos a la Alameda de Hércules a tomarnos unas tapas…

L.Alfonso: Pues me parece buena idea… Irreductible, habrá que ir pagando esto y nos vamos…

Javier: Déjame que yo me encargo de la cuenta…

L.Alfonso: Qué generoso… cómo se nota la clase…

Javier: Yo soy así… Camarero!!… Apunta todas estas bebidas a la cuenta de mi habitación…

¿Qué número de habitación tiene, señor?

– Javier: Pues no recuerdo exactamente, pero está a nombre de Miguel Artime y Antonio Martinez Ron…

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Notas:
– Las fotos de Luis Alfonso Gámez de este artículo han sido realizadas por Luisa Idoate y Pedro Luis Gómez Barrondo, y han sido utilizadas con el permiso de L.Alfonso. Para otros usos debes ponerte en contacto con él y pedirle permiso previamente.
– Desde aquí agradecer a Luis Alfonso las buenas tardes que pasé, junto al resto de bloggers, en Sevilla y su atención y amabilidad en los diversos correos y llamadas telefónicas que hemos ido manteniendo para editar el artículo… Eres un crack, maestro



Por Irreductible, publicado el 20 enero, 2010
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