Robert Koch (1843-1910) recibió en 1905 el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por su descubrimiento del bacilo de la tuberculosis (bacilo de Koch).
Fue un hombre de extremada inteligencia; cuentan sus biógrafos que a la edad de cinco años sorprendió a sus padres diciéndoles que había aprendido a leer él solo, con la única ayuda de los periódicos.
Pero el sabio Koch también tenía fama de bromista y “vacilón”.
Ya de niño en la escuela apuntaba maneras cuando su profesor, cansado de que tomara como práctica habitual el no hacer los deberes, le castigó a escribir una redacción de tres páginas explicando qué era la pereza.
Robert cumplió el castigo de una forma ingeniosa: cogió tres páginas y escribió en la primera, con letras enormes, la palabra ESTO; en la segunda puso el verbo ES, y en la tercera escribió PEREZA.
El profesor recibió el inteligente mensaje de lo que realmente era la pereza: hacer lo mínimo posible; la ley del mínimo esfuerzo. Pero también constató con ello el talento e ingenio del chaval.
“Robert -le dijo- lo importante es la inteligencia, más que los conocimientos. Con talento se consigue todo, pues sólo con saber cosas no llegamos lejos”
Y el pequeño Robert Koch se ganó una buena nota…
Fuentes y más información: La anécdota está tomada del libro “Anécdotas, frases y curiosidades de la Historia” de Pancracio Celdrán Gomáriz. Editorial Alderabán | Sobre la apasionante vida de Koch podemos encontrar, además de la wikipedia, gran número de información en español, entre los que recomiendo este excelente artículo de Historias de la Ciencia