LA GENÉTICA – UNA HISTORIA DE COINCIDENCIAS Y HONRADEZ

Por Irreductible, el 30 octubre, 2008. Categoría(s): ciencia • curiosidades de la historia • genetica • historia

En el año 1900, tres científicos convergieron en una encrucijada sin precedentes en la Historia de la investigación: cada uno de ellos, sin previo conocimiento de la labor de los otros dos, había hallado las reglas que gobiernan la herencia de caracteres físicos por los seres vivos.

Los tres hombres eran Hugo de Vries, holandés; Carl Correns, alemán, y Erich Tschermak, austrohúngaro.

En esa carrera para publicar el hallazgo, uno de los primeros pasos que dieron fue comprobar diversas publicaciones científicas y ver si había trabajos anteriores en ese campo.

Su asombro fue mayúsculo cuando encontraron un increíble artículo de un tal Gregor Johann Mendel, en un ejemplar de una oscura publicación de hacía treinta y cinco años. Mendel había observado en 1865 todos los fenómenos que los tres científicos se disponían a exponer en 1900.

Los tres tomaron la misma decisión, y con una honradez que es una de las glorias de la historia científica, abandonaron toda pretensión de originalidad y llamaron la atención sobre el descubrimiento de Mendel.

Los tres se limitaron a exponer su labor como mera confirmación del trabajo anterior de Mendel.

Gregor Johann Mendel nació en 1822 en el seno de una familia campesina. Su vida transcurrió tranquila y sin grandes avatares. Primero fue monje y más tarde abad en el monasterio de agustinos de Bruenn, Austria.

Mendel tenía dos aficiones, la estadística y la jardinería, y de la combinación de ambas sacó buen partido.
Desde 1857, y durante ocho años, se dedicó a cultivar guisantes. Con sumo cuidado autopolinizó varias plantas, cerciorándose de que las semillas así obtenidas heredasen sólo las características de uno de los padres. Pacientemente fue recogiendo las semillas producidas por cada planta autopolinizada, las plantó una por una y estudió las nuevas generaciones.

Todos los descubrimientos que fue realizando los fue anotando y con ellos consiguió editar un artículo.

Pero Mendel era sólo un aficionado y no logró que ningún científico importante se interesara en su trabajo. Publicó un artículo en un pequeño periódico local y nadie le prestó atención. Y así pasó inadvertido durante treinta y cinco años.

Mendel murió en 1884, sin proseguir el trabajo que había terminado en 1865 y sin ver reconocida su labor.

La ciencia que fundó Mendel se llama hoy día genética, y aunque ahora todos conozcamos a su «fundador», también debemos saber que su trabajo fue dado a conocer por tres científicos con una honestidad que aún hoy les honra.

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Fuentes: Wikipedia | Libro «Momentos estelares de la Ciencia» de Isaac Asimov | Biografias.
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Por Irreductible, publicado el 30 octubre, 2008
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