“Moving day”: La locura colectiva que provocó el caos en Nueva York

Por Guillermo, el 10 abril, 2015. Categoría(s): curiosidades de la historia • guillermo • psicologia
Nueva York, 1 de mayo de 1856
Nueva York, 1 de mayo de 1856

El día 1 de mayo de 1856 las calles de Nueva York estaban totalmente colapsadas. Miles y miles de personas parecían sumidos en una locura colectiva. Camas, colchones, espejos, cajas, muebles de cocina y todo tipo de enseres y pertenencias se encuentran caóticamente amontonados en las aceras. Las calles están saturadas y obstruidas por largas procesiones de carros y carretas sobrecargados con sillas, sofás, aparadores, alfombras, pianos, armarios, escudillas, palanganas…

Los niños llevan cosas de aquí para allá; uno con una maceta en la mano, otro acarrea varias cajas, otro arrastra una pequeña carretilla con la cubertería cuidadosamente embalada. Todos están concentrados en su importante misión. Todo el mundo tiene prisa, corriendo arriba y abajo de la ciudad. Hasta los perros están desconcertados con esta peculiar transmigración universal de cuerpos y enseres.

Al final del día parecía que Nueva York había sido golpeada por un terremoto: platos y espejos rotos, muebles destrozados y basura de todo tipo sembraban sus calles. Era como si los habitantes de la ciudad hubieran estado huyendo ese día de la Peste, perseguidos por una gran y afilada guadaña dispuesta a llevarles hacia la eternidad.

Pero nada más lejos de ello.

Desde aproximadamente 1799 hasta más allá del final de la Segunda Guerra Mundial podía observarse este caos en Nueva York todos los días 1 de mayo de cada año.

A esta curiosa y aparente locura colectiva que se prolongó durante casi dos siglos se la denominó “Moving day”.

 

“Moving day”. Finales S. XIX
“Moving day”. Finales S. XIX

 

Todo comenzó con una tradición o costumbre que después fue convertida en Ley por el Estado de Nueva York, y según la cual todos los contratos de alquiler de viviendas tenían validez hasta las 9:00 am del día 1 de mayo del año siguiente. Los inquilinos, antes de esa fecha, buscaban nuevas casas para alquilar más baratas, de manera que, cuando llegaba el primero de mayo de cada año, gran parte de los contratos de arrendamiento de la ciudad no eran renovados, causando que miles y miles de personas se cambiaran, todas al mismo tiempo, a sus nuevas residencias, atascando la ciudad y paralizando todas sus demás actividades.

 

Un cliente pregunta a un carretero: ¿Puede llevar unas pocas cosas más? 1 de mayo de 1869
Un cliente pregunta a un carretero: ¿Puede llevar unas pocas cosas más? 1 de mayo de 1869

 

Lógicamente, quienes más ganaban con esto eran los carreteros y transportistas, que hacían de este día su particular agosto. Los precios del alquiler de carros y del transporte eran exagerados y la ciudad se vio obligada a promulgar leyes estableciendo las cantidades a cobrar… pero no sirvió de mucho.

Claro, que otros comerciantes también vieron su oportunidad de negocio, como las tiendas que vendían artículos para el hogar. Sus ventas aumentaban considerablemente este día. Como ejemplo, este anuncio del New York Times del 30 de abril de 1890, víspera del “Moving day” de aquel año:

 

“Moving Day. Es más barato comprar muebles nuevos, alfombras y artículos para el hogar en Cowperthwait, Park Row and Chatham Square, que mover viejas cosas. Visítenos…”

 

Como decíamos, la tradición-ley se extendió durante cerca de dos siglos pero con el tiempo comenzó a desvanecerse, hasta que la posguerra y una regulación estricta de control de alquileres pusieron fin a la costumbre para siempre.

 

“Moving day”. Nueva York 1908
“Moving day”. Nueva York 1908

 

Si bien podría entenderse que comenzó por motivos de necesidad económica (búsqueda de alquileres más baratos), durante su larga existencia, la tradición del “Moving day” del 1 de mayo de cada año fue extrañamente capaz de arraigar de una forma muy profunda en la vida social y en el comportamiento de los habitantes de Nueva York. Una especie de locura colectiva que llegaba hasta el punto que si un año una persona no se mudaba, sentía una profunda vergüenza.

En “Letters from New York”, la periodista Lydia Maria Child (1802–1880) escribió:

 

«Una señora había cerrado todos sus ventanas y persianas el “Moving day”, le pregunté por qué y ella respondió: «Me daba vergüenza no estar mudándome el primero de mayo, así que, quedándome en casa, los vecinos podrían no darse cuenta.» Uno no podría imaginar un hecho más característico del dominio despótico de la costumbre y la opinión pública en los Estados Unidos, y en el siglo XIX.»

 

Y es que, a fin de cuentas, los seres humanos somos criaturas del hábito y de la imitación, y lo que al principio es necesidad pronto se convierte en moda, y cada uno desea hacer lo que hacen los demás.

 

 

Fuentes e información: En los enlaces que he dejado en el texto. Especialmente recomiendo este estudio realizado por Baruch College, de la Universidad de Nueva York, donde podréis encontrar interesante y curiosa información, junto con documentos originales de aquella época.