PERSONAJES IRREDUCTIBLES
ATHANASIUS KIRCHER (1601 – 1680)
Athanasius Kircher fue un jesuita alemán, erudito, científico y humanista, tal vez solo comparable con la figura de Leonardo Da Vinci.
Poseía una arrogancia intelectual sin límites; no existía campo de la ciencia, pregunta de su tiempo o asunto que no hubiera tratado en alguno de sus más de 158 tomos publicados, distribuidos en 44 volúmenes. Sus contemporáneos decían que su conocimiento era universal, y aún hoy en día se le considera como uno de los más grandes sabios de la Historia.
Matemático, astrónomo, geógrafo, geólogo, físico, químico, historiador…
Realizó también estudios de óptica, magnetismo, música, geometría, egiptología, bacteriología ….. acompañados siempre de magníficos grabados explicativos.
Este genio universal dominó 11 idiomas, entre ellos el chino y el copto.
Dedicó su vida a la investigación y exploración de asuntos tan retadores como la antropología de la lejana China (tanto que realizó un mapa, y bastante acertado, de la región sin siquiera haberla visitado) o el estudio de la, entonces naciente, egiptología.
Foto: Cartuchos de uno de los obeliscos descifrados (erróneamente) por Kircher
En esta última disciplina estudió profundamente la escritura de los jeroglíficos, llegando a descifrar un buen número de ellos. Pero sus traducciones resultaron equivocadas a la luz, más de un siglo después, del descubrimiento de la piedra de Rosetta y de los estudios de Champollion. No obstante, sí acertó en que el copto, el idioma de los cristianos egipcios, era una clave fundamental.
Foto: Erupción del Vesubio. Kircher bajó al interior de su cráter
Su libro “Mundus Subterraneus” (1664) puede ser considerado como el primer tratado sistemático de Geología. Trató de explicar el contenido y funcionamiento del mundo oculto bajo la superficie de la Tierra, lo que le llevó incluso a bajar al interior de los cráteres del Etna y del Vesubio, cuando estaban a punto de entrar en erupción, para examinar su interior.
Foto: Tratado Scrutinium Physico-Medicum sobre la Peste
Kircher fue uno de los primeros en observar microbios con “microscopios”, y se adelantó a su tiempo al proponer que la peste bubónica era causada por un microorganismo infeccioso, y en sugerir medidas eficaces para prevenir la extensión de la enfermedad.
Kircher propuso que un microorganismo infeccioso era la causa de la Peste, y sugirió medidas para su prevención y contra el contagio: aislamiento, quemar ropas usadas o el uso de mascarillas.
Foto: Piano de gatos: Se seleccionaban gatos cuyos maullidos y aullidos poseyeran diferentes tonos y grados de agudeza. Ordenándolos según esta característica se disponen en la estructura con forma de piano. Una aguja pinchaba la cola del gato al presionar una tecla, el resultado era un concierto de “miaus”.
Fue considerado como precursor de la terapia musical. Así, en su tratado “Magnes sive de arte magnetica”(1641) analiza y propone ejemplos de aires y compases musicales como remedio contra el tarantulismo (o picadura de la tarántula, cuyas víctimas se entregaban en cuerpo y alma a un baile desenfrenado para curarse). Era la “Tarantella terapéutica”.
Otro de sus inventos musicales fue el “piano de gatos”, dicen que creado para levantar el ánimo de un gobernante italiano, muy deprimido con sus soberanas preocupaciones.
Foto: Linterna mágica de Kircher: sobre la luz se desplazaban dibujos hechos sobre vidrio
Concibió la “linterna mágica”, mejorando la cámara obscura desarrollada anteriormente, entre otros, por Descartes. Era una caja metálica que hacía, más o menos, las veces de proyector de diapositivas. Se la considera como la antecesora de los proyectores de cine.
Sus teorías cosmológicas fueron muy compatibles con las ideas de Copérnico y Galileo (dicen que la Inquisición tenía preparado un documento interno por si acaso tenía que tomar cartas en el asunto…)
Inventó un aparato que, decía, daba respuesta a casi cualquier problema matemático; estaba dotado de un complejo sistema de engranajes y poleas. Pero su complejidad era tal que Kircher escribió un “pequeño manual de uso” de unas 850 páginas… que dicho sea de paso hoy se considera uno de los primeros “manuales de usuario” de la historia.
También estudió en su obra “Ars Magna Lucis et Umbrae in Mundo” (1645) los efectos de la luz y de la sombra, como los espejos de fuego, armas temibles capaces de quemar el velamen de los barcos enemigos, al «antiguo estilo de Arquímedes». En esta obra aparece, por primera vez en un libro, un grabado con los anillos del Planeta Saturno.
Se atrevió a situar en un mapa la supuesta ubicación de la Atlántida.
Estudió los espejos de fuego, como en esta ilustración, supuestamente utilizados contra los barcos romanos en Siracusa en 214 a.d.C.
Genial Kircher, todo un “multiespecialista”. Pero aún hay más, mucho más:
- Estudioso de las lenguas, creó un idioma universal de 27 caracteres.
- También creó una especie de máquina de escribir.
- Inventó órganos musicales con autómatas, alimentados por agua.
- Inventó megáfonos y altavoces,
- Construyó el primer termómetro de mercurio.
- Diseñó un reloj botánico con un girasol e imanes para ilustrar su creencia en la magnética relación entre el sol y el reino vegetal.
- Descubrió que la fosforescencia del mar es debida a organismos microscópicos.
- Se asegura que estuvo afiliado a círculos gnósticos Rosacruces (como Julio Verne y, dicen que también, Gaudí, otros dos grandes genios)
- También se dice que trató de descifrar el famoso “Manuscrito Voynich” (un libro anónimo escrito hace más de 500 años en un alfabeto no identificado e idioma incomprensible) y fue el primero en traducir el texto alquímico «La Tabla Esmeralda» del árabe al latín.
Publicó detallados y sorprendentes tratados sobre el Arca de Noé, sobre lógica combinatoria y Matemáticas, sobre Historia, sobre fósiles, sobre el habla y el oído humanos, sobre la gravedad, sobre geometría ….. fue el primer científico que pudo sobrevivir con la venta de sus libros.
Megáfono
Foto: Organo musical movido por agua
Me dejo bastantes cosas en el tintero acerca de este fabuloso erudito, otro “Hombre Universal”, que falleció a los 78 años. De lo que estoy seguro, después de lo visto, es que esos 78 años de existencia apenas fueron bastantes para abarcar sus enormes ansias de conocimiento.
Pero no quiero acabar sin mostrar otra curiosa perla de este excelso didacta: En su libro “Turris Babel sive Archontologia” (1679) llevó a cabo una investigación científica para ver si era posible construir una torre (de Babel) que llegara a la Luna, como, según el Génesis 10-11, era la intención de un mandatario (Nimrod), y magistralmente lo descartó deduciendo:
“En orden de alcanzar el cuerpo celestial más próximo; la Luna, la torre debería haber contado con 178,672 millas de altura, y compuesta de tres millones de toneladas de materia. Esta desproporcionada distribución en la masa de la Tierra hubiera alterado el balance del planeta y lo hubiera movido de su posición en el centro del universo, resultando en una distorsión cataclísmica en el orden natural”. Genial, simplemente genial.