La gigantesca bala con 20 personas dentro lanzada desde la Torre Eiffel (1891)

Por Guillermo, el 12 julio, 2010. Categoría(s): curiosidades de la historia • guillermo

Seguro que todos vosotros conocéis (y muchos habréis montado) en esa diabólica máquina de los parques de atracciones que por unos segundos hace que tu estómago parezca que se te sale por la boca.

Me refiero a la Lanzadera, que en el Parque de Atracciones de Madrid, por ejemplo, realiza una caída libre a 80 Km/h desde 63 metros de altura.

Pues hace ya casi 120 años, en 1891, M. Carron ideó un ingenioso proyecto, concebido (al igual que la Lanzadera) como atracción de feria para los más osados, con una caída libre de cerca de 300 metros y a una velocidad estimada superior a los 200 Km/hora…

… y la Torre Eiffel sería el lugar perfecto para ello.

El proyecto consistía en dejar caer desde la parte interior más alta de la Torre una gigantesca cápsula con forma de bala de más de 12 metros de largo, de casi diez toneladas de peso y con 20 personas en su interior hasta una “piscina” de 70 metros de profundidad con forma de copa de champán.

El agua actuaría como “absorbente del choque”, y así, “el choque sentido por los ocupantes durante el aterrizaje no será de ninguna manera desagradable”

Por un precio de 20 francos, una persona podría experimentar ir dos veces más rápido que cualquier ser humano había viajado nunca antes (104 km/hora era la velocidad del tren más rápido construido entonces)

Todo esto fue publicado en la revista Gazetteer & Atlas of Ideas de 1891.

Interior de la bala (obsérvense los muelles bajo los asientos)

Bueno, seguramente no se trataba de una idea factible ni viable; posiblemente 70 metros de profundidad no es mucho margen de freno para la velocidad y fuerza del impacto, y eso suponiendo condiciones perfectas del viento que no desvíen la trayectoria de la cápsula al entrar en el agua, etc, etc.

Soy lego en la materia, pero por lógica me parece que los ocupantes de esta bala no acabarían con el estómago en la boca como en la Lanzadera… sino con los higadillos esparcidos por el suelo 🙂

Sin embargo, muchas de estas “raras” ideas han sido el preludio de importantes avances tecnológicos y científicos.

Y ello simplemente porque personas como M. Carron, inspirados por un pensamiento diferente y más adelantado al de la época que les tocó vivir, supieron ver que existían nuevos caminos por explorar y proyectos por desarrollar antes de que pudiesen llevarse a cabo en la realidad.

Fuentes y más información:

Me enteré de este ingenioso proyecto hojeando el número de Enero-Febrero de 2010 de la revista Annals of Improbable Research (página 26). También podéis encontrar más información en el artículo de JF Ptak en su muy recomendable blog. Las fotos están tomadas de ambas fuentes y son de dominio público.



Por Guillermo, publicado el 12 julio, 2010
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