Según sus biógrafos, si hay algún científico que se ajusta al tópico de sabio despistado, éste es el inglés Isaac Newton (1643-1727).
Se cuenta, entre otros despistes, que en cierta ocasión, queriendo Newton determinar el tiempo óptimo de cocción de un huevo, se puso a comprobarlo experimentalmente.
Para ello llenó un puchero con agua, lo puso al fuego e introdujo en él su magnífico reloj de bolsillo. Mientras, ansioso, huevo en mano, vigilaba el tiempo que iba transcurriendo.
Visto en «El libro de los hechos insólitos» de Gregorio Doval