Curiosidades encadendadas: ¿Una miniatura siempre tiene que ser pequeña?

Por Guillermo, el 1 septiembre, 2008. Categoría(s): curiosidades de la historia • guillermo

LA AVENTURA DE LA HISTORIA:
CURIOSIDADES ENCADENADAS (1):
¿UNA MINIATURA SIEMPRE TIENE QUE SER PEQUEÑA?

Hola a todos, regresamos (y no de muy buena gana, todo sea dicho) a la rutina diaria después de estas aprovechadas vacaciones… En fin, por desgracia, eso también es ya historia 🙂

Y después de este descanso es un placer volver con todos los amigos de la Aldea Irreductible, y con esta sección, “La Aventura de la Historia”, con los habituales artículos, fotografías, personajes…. siempre curiosos de la Historia, a los que se van a sumar una serie de post que he denominado “Curiosidades encadenadas”.

La idea es que partiendo de una curiosidad se vayan encadenando o relacionando otras que, a primera vista, nada tienen que ver con la primera.

De esta forma, por ejemplo, hoy pasaremos de las miniaturas a las sangrías:
¿Qué tienen en común?….leed el post y lo podréis descubrir….

Espero que os resulte ameno y divertido. Un abrazo y empezamos.

DE LAS MINIATURAS A LAS SANGRIAS
MINIATURAS
Aunque a bote pronto pueda parecer extraño, “miniatura” no deriva de “min” o “mini”, sino de “minium”: color rojo cinabrio o bermellón.

Los manuscritos miniados (cantorales, antifonarios, libros de horas, etc) son aquellos que tienen miniaturas, grandes o pequeñas, en las que el color rojo figura en lugar preferente junto con otros colores como el azul, blanco, amarillo (generalmente sustituido por oro), verde….

Eran en general pequeñas, pero a veces ocupaban toda una página o un pergamino. Es decir, mayores que otras muchas “miniaturas”.

NOMBRES QUE NO SON “MINIATURAS”

Alfonso de Borbón y Borbón (1866-1934), tataranieto de Carlos III de España, fue bautizado con un total de 94 nombres de pila, algunos de ellos, además, compuestos.

El verdadero y completo nombre de Pablo Picasso (1881-1973) era “Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Crispín Crispiano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso”

Y el nombre de pila más largo es «Deoscopidesempérides», que significa «El que se complace eternamente en la contemplación de Dios».

Para ver las miniaturas….una buena vista:
LA PRIMERA OPERACIÓN DE CATARATAS DE LA HISTORIA

Celso, en el año 25 d.C, dio el primer paso para solventar el problema de las cataratas. Él mismo describe el método que emplea y que, visto hoy en día, produce escalofríos:

“Con el punzón debe llevarse la aguja a la catarata y, girándola lentamente, desplazar la catarata hasta la parte inferior de la pupila”

Celso también dejó escritos médicos sobre otros temas sanitarios, como el que recomienda el uso de tenazas de hierro para sacar las muelas “siempre que después de sacar la muela con la mano, haya quedado alguna raíz”.

Y seguimos con el “minium” o color rojo: ¿QUÉ SIGNIFICA EL PUNTO ROJO QUE SUELEN LLEVAR EN LA FRENTE LAS MUJERES HINDÚES?

Esta marca, que sigue hoy tan vigente como en la más remota antigüedad, simboliza el compromiso y el matrimonio. Antaño el novio lo dibujaba en la frente de la mujer que amaba con su propia sangre. Las viudas y divorciadas no pueden llevarlo, pues su uso está reservado al matrimonio. Es el equivalente a los anillos de matrimonio que se intercambian los novios en Occidente.

Para terminar con más rojo: LAS SANGRÍAS

Las sangrías eran, junto con las purgas, el curalotodo de tiempos pasados.

Atentos a estos párrafos escritos por Diego de Torres Villarroel en el siglo XVIII, no tienen desperdicio. Nos cuentan el tratamiento con sangrías para curar un dolor de cabeza:

“…a cuyo fin me horadaron dos veces los tobillos; y estas dos puestas en el número de las antecedentes, hacen las ciento y una sangrías que dejo declaradas. Parecióles corta la evacuación, y me coronaron de sanguijuelas la cabeza y me pusieron otras seis por arracadas en las orejas y por remate, un buen rodancho de cantáridas en la nuca.

(….) Cuál quedaría yo de débil, desfigurado y abatido, considérelo el lector, mientras yo le aseguro que ya no podía empujar los sollozos y que llegué a respirar quasi las últimas agonías: yo me vi más hacia el bando de la eternidad que del mundo.

(…) En fin, todo lo perdí, menos el dolor de cabeza; antes iba tan en aumento, que pareció que las diligencias de la curación se dirigían más a mantenerlo que a quitarlo.”

 

Artículo realizado por Guillermo