SER CORNUDO NO ES UN MERITO PARA RECIBIR LA CRUZ DE LA LEGION DE HONOR

Por Guillermo, el 10 julio, 2008. Categoría(s): curiosidades de la historia • guillermo • historia

LA AVENTURA DE LA HISTORIA:
SER CORNUDO NO ES UN MÉRITO PARA RECIBIR LA CRUZ DE LA LEGIÓN DE HONOR

El Barón Casimiro Dudevant ya empezó a sentir ciertas molestias en la frente cuando su esposa, Aurora Dupin de soltera, y más tarde mundialmente conocida como George Sand, dio a luz, nueve meses después de una “amistad platónica” con un amigo de la adolescencia, una niña que fue bautizada con el nombre de Solangne.

Poco después, Aurora Dupín mantuvo un amorío con un joven escritor que se llamaba Jules Sandeau, de quien presumiblemente tomó el pseudónimo de Sand, y con quien escribió su primera novela, Rosa y Blanco («Rose Et Blanche»).

Pero Aurora (o George) encontró un día a Jules en la cama con otra compañía y, para consolarse, se lió con la actriz Marie Dorsal, lo cual no nos saca de dudas si en la Baronesa prevalecía la Aurora sobre el George o viceversa.

Aurora ya comenzaba a ganar fama, que aumentó cuando empezó a preferir el uso de vestimentas masculinas y a fumar cigarrillos.

Durante el verano de 1833 tuvo una tormentosa relación con el escritor Alfred de Musset. Cuentan que una vez, habiendo caído éste enfermo, la escritora llamó a un médico para que fuera al hotel donde se hospedaban. El doctor Pagello cuidó al enfermo y, de paso, se acostó con la Sand.

Mientras tanto, como se comprenderá, la cornamenta del Barón Casimiro Dudevant se había ramificado de forma ostensible. En 1836 se divorciaron.

George Sand alternaba sus amores con la actividad literaria y era ya una autora célebre. Conocido fue su romance con Chopin y conocida también su larguísima lista de amantes.

Se decía de ella: “Durante el día él trabaja, por la noche ella está ocupada”.

Pero volvamos al Barón Casimiro y a sus preciados pitones. Y digo preciados porque años después, en 1869, escribió una carta a Napoleón III solicitando la Cruz de la Legión de Honor digamos que… a título de cornudo.

He aquí un fragmento de esta curiosa carta:
“En el ocaso de mis días ambiciono la Cruz de la Legión de Honor (…) Al pedir esta recompensa no me apoyo solamente en mis servicios prestados al país y al poder establecido desde 1815 (…) Aún más, me atrevo incluso a invocar mis desgracias conyugales. Que pertenecen a la historia. Casado con Aurore Dupin, conocida en el mundo literario como George Sand, he sido cruelmente atormentado en mis sentimientos de esposo y de padre, y confío haber merecido el simpático interés de todos aquellos que han seguido los acontecimientos lúgubres que han señalado esta parte de mi existencia.”

Ni que decir tiene que Napoleón III no creyó que el hecho de ser cornudo mereciera la condecoración.

Al final, la única “condecoración” que pudo lucir nuestro desdichado Barón, cual laurel en cabeza de César, fue la amplia “cornucopia” que, por aquel entonces, se extendía no solo por Francia sino también por buena parte del extranjero.

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Post Realizado por Guillermo
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Por Guillermo, publicado el 10 julio, 2008
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