La carga de la prueba y una tetera volante

Por Irreductible, el 7 julio, 2008. Categoría(s): articulo opinion • pseudociencia

Para comenzar, quisiera aclarar que, en este post, no voy a hablar de religión, ni de parapsicología, ni de ufología… No… aunque existe una relación evidente que será citada, esa no será la tarea de esta entrada.

En su lugar, simplemente voy a exponer un principio elemental que yo creía fácilmente asimilable, pero que después de leer una serie de comentarios en el Blog, he comprobado que queda gente que no lo comprende (o que no les conviene comprender)…

Recordando la serie de documentales de Cosmos, podíamos ver en uno de sus capítulos como el profesor Carl Sagan se encontraba delante de una serie de monitores con unas cifras… Esos números hacen posible la vida en la Tierra.

Por ejemplo, si en el momento del Big Bang, la gravedad hubiera sido más fuerte, nuestro Universo no se habría podido expandir y se hubiera vuelto a colapsar, por el contrario, si la gravedad hubiera sido más débil, la materia no se hubiera unido formando galaxias, soles y planetas…

En nuestro Universo, existen una serie de parámetros, de números exactos y de leyes físicas que son fijas y gracias a las cuales existimos.

Si una de estas cifras o una de estas leyes fuera unas décimas mayor o menor, nuestro mundo, tal y como lo conocemos, no existiría… y si esas reglas cambiaran caprichosamente y sin un patrón establecido, ni la vida ni el universo que hoy disfrutamos podrían existir.

Por tanto, podemos decir que hay una serie de reglas y datos que son fijos en el Universo, tales como la velocidad de la luz, la ley de la gravedad… etc… y gracias a que son fijas, podemos conocerlas y por tanto, la Ciencia puede avanzar, descubrir esas reglas universales y aplicarlas.

Una vez aclarado esto y más allá de estas leyes físicas, en las que nos encontramos atrapados y que gobiernan nuestra vida, el hombre en el devenir de los tiempos, ha ido formulando una serie de principios y leyes que también gobiernan su comportamiento y rigen sus actividades…

Contamos hoy con muchos de esos principios y los aplicamos en la mayoría de los aspectos de nuestra vida… Hay principios políticos y sociales como los Derechos Humanos, hay principios éticos innatos cuya existencia tiene que ver más con la evolución de la humanidad y poco o nada con la Biblia y sus mandamientos, existen ideas surgidas a lo largo del tiempo y aceptadas hoy en día como universales y fuera de toda duda… et cetera…

Existen por tanto, una serie de conceptos que son universales porque el hombre y sobre todo la lógica y la razón, han colocado arriba, en lo alto del escalafón de reglas y principios básicos.

Algunos de estos conceptos, cómo el que hoy tratamos, han surgido de la regulación y legislación por parte del Derecho de las relaciones humanas y se han extendido a otros campos, siendo considerados “fundamentos elementales”… in dubio pro reo, Ne bis in idem, y la carga de la prueba.

Son conceptos fundamentales que propugnan cosas que están y son consideradas fuera de toda duda: cómo por ejemplo no castigar dos veces el mismo delito, en caso de duda razonable o si las pruebas no son concluyentes se falla a favor del demandado y la obligación de probar lo que se afirma…

¿En qué consiste la “carga de la prueba”?…
Este principio fundamental extendido a muchos ámbitos del hombre, simplemente dilucida quién es el encargado de probar la veracidad o falsedad de, un hecho si hablamos de la vida cotidiana, una teoría si es en el campo científico o una acusación, en caso de un juicio.

Ejemplo práctico cortesía de Russell: Si afirmas que existe una tetera invisible orbitando alrededor del sol, tú haces la afirmación y tú tienes que demostrarlo y probarlo.

Lo contrario sería ir contra la razón… No puedes decir que yo NO puedo probar que No hay una tetera volando alrededor del sol…

Evidente, querido watson, no puedo demostrar algo que no existe y lo más importante: NO me toca a mí, soportar la prueba de la carga.

No hace falta haber estudiado derecho o ser un científico para echarse las manos a la cabeza al escuchar la absurda pero, últimamente muy típica frase de: Pero es que… tú tampoco puedes demostrar que no existe…

Parece evidente… pero aún se sigue oyendo… y es una patada a las más elementales y básicas reglas de la lógica… Algo que tiene miles de años como el principio de no contradicción y que debería ser elemental, se lo saltan a la torera y sin ningun tipo de sonrojo…

Ejemplo práctico cortesía de la Pseudo-Ciencia:

– Pseudo-Ciencia: Existen los espíritus y los fantasmas.

– Sentido Común: Esta bien… Demuéstralo

– Pseudo-Ciencia: No puedo demostrarlo… Pero tú tampoco puedes demostrar que no existen…

– Sentido Común: No me corresponde a mí demostrar tu afirmación.

– Pseudo-Ciencia: Pero tu también haces una afirmación: estás afirmando que NO existen… también tienes que probar la no existencia de los fantasmas.

– Sentido Común: ¿Tu te escuchas cuando hablas? ¿Eres consciente de las tonterías que dices al abrir la boca?… Recapacita y piensa antes de meterte en el jardín de las dobles negaciones convertidas en afirmaciones… Te dejaré un tiempo, lo necesitas para poner en orden tus ideas…

– Pseudo-Ciencia: No lo entiendo, pero seguiré con la misma canción: La Ciencia no puede demostrar que no existen…

– Sentido Común: Yo no soy la Ciencia y da gracias que ella no está aquí… Yo soy el Sentido Común, algo que deberías tener…

– Pseudo-Ciencia: Debería tenerlo, pero no cabía en mi cabeza llena de supercherías y tuve que sacarlo de ahí… Asi que: los fantasmas existen, y si yo no puedo probarlo, tú tampoco… ergo, tienen que existir…

– Sentido Común: ¿Imagino que no sabes lo que es un Quaternio Terminorum?… En fin… ¿Qué principio lógico fundamental queremos cargarnos ahora?… ¿La rotación de la Tierra, te viene bien?

Me gustaría terminar con un Q.E.D. bien grande y con la petición a quien comente en este Blog, de intentar mantener un mínimo de lógica coherente si no quieren ver sus mensajes borrados…

Tolero a los ignorantes, ya que como decía Einstein todos lo somos, pero no me llevo bien con los Necios…
(ver definición de Necio en el D.R.A.E.)