Diógenes de Sínope (412 a.C.-323 a.C.) fue el filósofo griego más famoso de la escuela cínica, también conocido por «el cínico» (o «el aperrado», o «el perro»)

Vivía como un mendigo, dormía en un tonel o tinaja y tenía unas necesidades mínimas.

Los filósofos cínicos se comportaban sin pudor y con irreverencia, siguiendo únicamente la satisfacción de sus necesidades tanto físicas como espirituales.
Vamos, que “pasaba” de todos y de casi todo.

Se le atribuyen multitud de anécdotas curiosas, acordes a su estilo de vida. He aquí cuatro de ellas que he recogido del libro de su tocayo, Diógenes Laercio (siglo III) “Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres”:

-Clamó en una ocasión “Hombres, hombres” y cuando acudieron varios les ahuyentaba con el báculo diciendo
“He llamado hombres, no heces”

-Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer; contestó:
“Mandar, comprueba si alguien quiere comprar un amo”

-Volviendo de los juegos olímpicos le preguntaron si había concurrido mucha gente; respondió:
“Gente mucha, hombres pocos”

-Hallándose una vez en un baño poco limpio, dijo: “Los que se bañan aquí, ¿dónde se lavan?”

Más información en Wikipedia y en el libro “Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres” de Diógenes Laercio