El crimen perfecto de Isidore Fink (1929)

Por Guillermo, el 14 noviembre, 2014. Categoría(s): curiosidades de la historia • guillermo • ingenio humano
“Un crimen perfecto se enfrenta a la policía. Lavandero muerto a tiros. No dejaron pistas”
“Un crimen perfecto se enfrenta a la policía. Lavandero muerto a tiros. No dejaron pistas”

9 de marzo de 1929. Isidore Fink era un joven dueño de una discreta lavandería en Nueva York. Trabajaba, y también vivía, en una pequeña habitación-sótano del este de la ciudad. Aquella noche se encontraba trabajando en su habitación. Temeroso de los ladrones, Fink había cerrado la puerta y las ventanas por dentro. A eso de las 22:30 una vecina escuchó ruidos de forcejeo (no de disparos) y avisó a la policía.

Cuando acudieron se encontraron que la habitación estaba cerrada desde el interior. Las ventanas también, y aunque las rompieron, eran demasiado pequeñas para que entrara una persona. La policía vio un estrecho ventanuco abierto encima de la puerta e impulsó un pequeño niño, que a duras penas logró entrar en la habitación y abrió la puerta desde dentro.

Estrecho ventanuco sobre la puerta
Estrecho ventanuco sobre la puerta

Finalmente la policía logró entrar y encontró a Fink tendido en el suelo con dos balas en el pecho y otra en la muñeca izquierda, con quemaduras de pólvora que indicaban que Fink había recibido los disparos a muy corta distancia.

Nada había sido robado. Las únicas huellas dactilares encontradas fueron de Fink. El suicidio se descartó puesto que el arma no apareció. La policía sospechó de asesinato y barajó distintas hipótesis, pero finalmente el Comisionado de Policía de Nueva York cerró el caso, denominándolo «misterio insoluble».

Así pues, hasta el día de hoy, el misterio de Isidore Fink sigue sin resolverse. El lavandero parecía haber sido asesinado por un fantasma.

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La misteriosa muerte de Isidore Fink es un hecho real que supera a la ficción y ni siquiera el más listo detective de novela policíaca ha podido encontrarle una explicación fundada tras más de 80 años desde que ocurrió. Enseguida vamos a repasar algunas de esas explicaciones y sus posibles fallos.

Decía Edgar Allan Poe:

“Es dudoso que el género humano logre crear un enigma que el mismo ingenio humano no resuelva.”

Tal vez el caso de Isidore Fink es una excepción.

Existe un sub-género literario de novela policíaca, denominado el misterio de la habitación cerrada en la que un delito, casi siempre asesinato, se ha cometido en circunstancias aparentemente imposibles. Pero, por supuesto, el escritor siempre da una solución en el último capítulo.

Precisamente, el relato de Edgar Allan Poe, “Los crímenes de la calle Morgue” (1841) es generalmente reconocido como el primer ejemplo de este sub-género literario de la “habitación cerrada”, puesto que los crímenes se producen en un apartamento en París, cerrado desde dentro con llave, y plantea un enigma aparentemente insoluble.

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En este enlace podéis leer el relato completo de “Los crímenes de la Calle Morgue”, que os recomiendo

Después de Poe, un gran número de escritores de novela detectivesca se unieron al género de “la habitación cerrada”, entre los más conocidos A. Conan Doyle, GK Chesterton, Agatha Christie o John Dickson Carr.

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Pero volviendo a nuestro caso, muchas han sido hasta hoy las distintas teorías que han tratado de explicar el “misterio de la habitación cerrada” de Isidore Fink, vamos a hacer un breve resumen de algunas de ellas:

  • El asesino de alguna manera logró disparar a Fink a través del ventanuco de la puerta. No obstante, no cuadra con que las quemaduras de pólvora de Fink indicaban que había recibido los disparos a muy corta distancia.
  • El asesino dispara a Fink y se queda atrapado en el interior de la habitación por una muchedumbre que espera tras la puerta por el aviso de la vecina que escuchó los forcejeos. Incapaz de escapar por las ventanas, el asesino decide quedarse pegado a la pared junto a la puerta. Cuando se abre la puerta, el asesino se pone rápidamente frente a la puerta, siendo empujado hacia adelante por la multitud ansiosa, como uno más de ellos. La policía descubre el cuerpo y obliga a la multitud (entre los que está mezclado el asesino) a desalojar la habitación. El asesino escapa. Es poco consistente considerando: a) que la policía entraría primero en la escena del crimen, y b) el niño pequeño que entró por el ventanuco para abrir la puerta desde dentro habría notado al asesino justo al lado de la puerta…
  • Fink se pegó un tiro con una pistola atada a una cuerda que salía por la ventana abierta. Fuera tenía un cómplice que tiró de la cuerda, llevándose el arma antes de que la policía llegara. No cuadra con que las ventanas estaban cerradas por dentro.
  • Un gimnasta extremadamente delgado y pequeño consiguió, sin llamar la atención de Fink, pasar a través del diminuto ventanuco de la puerta y dispararle. Después huyó por el mismo camino.  Algo casi imposible y poco probable, dada la estrechez del ventanuco.
  • Suicidio: El niño que entró por el ventanuco quitó la pistola antes de abrir la puerta a la policía.
  • El asesino simplemente cerró la puerta desde el exterior utilizando un trozo de cuerda o un alambre para echar el pestillo, luego retiró la cuerda o el alambre.
  • El policía que primero llegó a la habitación era el asesino y fingió que la puerta estaba cerrada con llave.
  • Etc., etc., etc.
  • Por último, en 1942 apareció un artículo en la revista de la policía de Edimburgo, escrito por el patólogo Sir Sidney Smith, relatando un caso similar que podría ofrecer una posible solución al misterio de Isidore Fink. En resumen: Fink pudo ser disparado en el pasillo (su ropa probablemente absorbió toda la sangre). Se las arregló para evadir a su atacante y tambalearse hasta llegar a su habitación, donde después de cerrar con llave, murió.

Es poco probable que alguna vez tengamos una explicación totalmente acertada de la muerte del pobre Isidore, pero casos como este hacen que los intentos del ingenio humano (como decía Poe) por resolver este y otros enigmas resulten fascinantes.

Fuentes e información: En los enlaces que he dejado en el texto del post.



Por Guillermo, publicado el 14 noviembre, 2014
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