Durante siempre el hombre se ha preguntado dónde iban gran parte de las especies de aves durante el invierno. Antes de que la fría temporada llegase millones de pájaros alzaban el vuelo y se perdían sin saber nada de ellos hasta el año siguiente. En la Grecia Clásica Aristóteles zanjó esta cuestión afirmando que las golondrinas se escondían en invierno bajo el fango y el lodo de los lagos, para despertar y regresar en la primavera. Y durante miles de años así se siguió creyendo, hasta el punto que ni siquiera uno de sus más afanados estudiosos, Gilbert White, aún en pleno siglo XVIII sabía realmente si las golondrinas migraban o hibernaban.

Hoy colaboro con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU con un artículo en el que repaso la historia y anécdotas de la técnica científica que dio respuesta a esta pregunta milenaria.

Sigue leyendo en: Dime, golondrina, ¿dónde vives en invierno?… En Asia, en casa de Petrus. [Cuaderno de Cultura Científica] (01 Noviembre 2013)