La “genio” de la química que no sabía si agua era H2O u O2H

Por Guillermo, el 19 diciembre, 2011. Categoría(s): guillermo • historia

Elena Ceaucescu (1916-1989) esposa del ex dictador rumano Nicolae Ceaucescu, era considerada por muchos como una genio de la química.

Y es que Elena acumuló y coleccionó cientos de títulos y honores científicos, entre los que destacan más de una decena de Doctorados y Profesorados Honoris Causa de distintas Universidades del mundo (Buenos Aires, Teherán, Manila, Instituto Real Politécnico de Londres…) numerosos títulos de Miembro Honorario de Sociedades de Ciencias y Químicas (México, Japón, Illinois, Nueva York…), decenas y decenas de distinciones, premios y medallas.

También figuraba como autora de numerosas publicaciones, trabajos y estudios de renombre en el campo de la química…

… pero Elena Ceaucescu no sabía con exactitud si la fórmula del agua era H2O u O2H.

Ni falta que le hacía. Era la esposa del dictador.

Recibiendo (después de un “gran donativo”) el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Manila, 1975

Es cierto que Elena sentía cierta admiración y curiosidad por la química, lo que la llevó a querer licenciarse pero, en boca de uno de sus profesores: “no conocía más química que un alumno de escuela elemental de quinto curso, decía a los investigadores que cualquier cosa que publicaran debía llevar su nombre, y sus exámenes fueron eventos teatrales en los que nadie le presentaba una pregunta científica”.

Y así, engaño tras engaño, amenaza tras amenaza, hasta conseguir ese increíble historial de méritos científicos.

Vamos a repasar por curiosidad algunos hitos de la verdadera “carrera científica” de Elena, que no es más corta que su larga y fraudulenta lista de títulos y distinciones:

– El profesor Dimitri Sandulescu fue el encargado de su examen de graduación, y dos veces se negó a graduarla. La presión política fue tan fuerte que a la tercera tuvo que aprobarla, aunque con la nota mínima.

– Elena se inscribió en el Instituto Politécnico, y pidió trabajar con el mejor químico orgánico, Constantin Nenitzescu, que la rechazó. El químico perdió sus subvenciones y el acceso a la bibliografía química.

– Entonces Elena se matriculó con Christopher Simionescu, Vicepresidente de la Academia Rumana de Ciencias. Defendió su tesis en 1970, a puerta cerrada y mediante una grabación en video, para evitar así las preguntas. El profesor Simionescu no asistió, alegando enfermedad.

Nenitzescu fue obligado a asistir como jurado, y la protesta pública que efectuó al día siguiente le valió su despido del Centro de Investigaciones de Química Orgánica, del que era director y fundador.

Elena y Nicolae Ceaucescu

– Después, a Elena se le ocurrió forzar a los químicos que trabajaban en polímeros a tomarla como coautora de sus trabajos.

– Lo mismo ocurrió con el resto de todas sus publicaciones, porque Elena quería ser la científica más leída en su país.

– Se propuso a sí misma a la Academia Rumana de Ciencias y tomó a su cargo el Instituto de Investigaciones Químicas.

– El ex jefe de seguridad de Ceaucescu, refugiado en Estados Unidos, confesó que una de sus funciones era conseguir para Elena nombramientos honoríficos como miembro de sociedades científicas internacionales.

-Un ejemplo fue el gran donativo entregado a la Universidad de Manila a cambio del Doctorado Honoris Causa.

– Frenó la promoción de otros científicos que podían hacerle sombra (cualquiera podía) y durante muchos años no pudieron ocupar cargos en instituciones de alto nivel.

– Otro de sus profesores, Nicolae Filipescu, dijo de ella que “era una persona vil y demoníaca. Las mentiras eran su forma de vida”

A Elena se le imputa la inoculación del virus del SIDA a niños huérfanos para probar en ellos remedios contra esta enfermedad.

– El Museo Nacional de Rumanía tenía una sala especial para exhibir los honores recibidos por Elena en el extranjero.

– Según sus colaboradores del Centro de Química de Bucarest, “Elena no sabía con exactitud la fórmula química del agua”

Estos han sido solo algunos ejemplos de lo que Elena era capaz de hacer por querer parecer lo que no era, y por el afán de acumular títulos y distinciones científicas.

Era el claro ejemplo del culto a la personalidad.

Mircea Codreanu, diplomático rumano en Washington, la describió así en un libro: “Siendo una mujer ignorante y primitiva pensó que poseyendo títulos y honores podría cambiar su realidad”
Elena Ceaucescu murió fusilada junto a su marido el 25 de diciembre de 1989, tras 24 años de dictadura.

Según el diario francés Le Figaró, por cada bala que recibió él (11), ella recibió diez (110)

Fuentes y más información:
En los numerosos enlaces que he dejado en el texto de este artículo y en el libroFraudes, engaños y timos de la Historia de Gregorio Doval. En la Wikipedia, en el apartado “premios” podéis ver un buen ejemplo de los títulos, honores y premios que Elena Ceaucescu acumuló fraudulentamente. En la Wiki no se mencionan en ningún momento los métodos utilizados para conseguirlos, lo que nos da idea de que hasta hoy en día su engaño sigue perdurando.



Por Guillermo, publicado el 19 diciembre, 2011
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