Los miedos de Huxley y Orwell ¿Quién acertó?

Por Irreductible, el 8 septiembre, 2010. Categoría(s): actualidad • articulo opinion • libros • personajes

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«¡Oh qué maravilla!
¡Cuántas criaturas bellas hay aquí!
¡Cuán bella es la humanidad!
¡Oh mundo feliz, en el que vive gente así!»

Puedo imaginarme a un joven Huxley recordando estas palabras de Miranda en la Tempestad de Shakespeare, trasladando al papel esa cantinela y mirando el futuro como un lugar indoloro, incoloro e insípido. Un mundo felizmente adormecido que ha dejado atrás la lucha, la naturaleza, la rebelión, los sentidos, los malos recuerdos. Un mundo hipnotizado por las sensaciones artificiales que les proporcionan desde arriba, para mantenerlos en una constante sensación de felicidad controlada.

Por otro lado, su contemporáneo Orwell, otro británico adelantado a su tiempo, y con tan sólo unos años de diferencia, dibujó un futuro mucho menos letárgico. Su visión incluía un ferreo control de la vida, una sóla dirección y dolor para quien se saliera de ella.

«Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, imagina una bota aplastando un rostro humano incesantemente.»

1984, la novela más perturbadora de Orwell y Un mundo feliz de Huxley. Dos obras escritas en la primera mitad del siglo XX que se aventuraban en la siempre difícil tarea de descubrir los caminos hacia los que la humanidad estaba encaminando sus pasos. Dos visiones basadas en la tumultuosa realidad de aquellos años en las que los autores imaginaban sus propios futuros y expresaban sus mayores miedos.

Bien… para ellos, ya estamos en aquí… nuestro tiempo, el tiempo en que vivimos, es el futuro de Orwell y Huxley, y hoy me apetece preguntarme cuál de ellos logró acercarse más a nuestro actual modo de vida, cuáles de sus temores se han convertido en realidad…

Orwell temía que un gran hermano, un ojo vigilante controlara toda la información. Un estado policial que nos privara de la verdad. El miedo de Huxley era que la información nos sobrepasara, que la confusión no dejara diferenciar verdades y mentiras.

En el estado controlador de Orwell los libros, el conocimiento y la experiencia serían rígidamente censurados. Las comunicaciones y las fuentes de información serían filtradas previamente. Un poder superior lo controlaría todo y tan sólo nos dejaría vislumbrar aquello que se ajustase a sus parámetros.

Huxley era más benévolo, pero no por ello menos enrevesado. En su mundo feliz no habría necesidad de censurar libros, porque nadie estaría interesado en ellos. Sus mecanismos adormecedores conseguirían que nosotros mismos no quisieramos leerlos.

Para Orwell y su «1984» toda la información que recibieramos estaría censurada. Su futuro de control y censura tan sólo nos ofrecería una parte de la realidad. Como en el mito platónico, el mundo estaría fuera de nuestra caverna y delante sólamente nos pondrían imágenes y visiones distorsionadas.

Huxley afirmó en una ocasión: Una verdad sin interés puede ser eclipsada por una falsedad emocionante, y ese sería su miedo. Un mundo en el que la verdad estuviera ahogada en un océano de irrelevancias. Una tormenta de sensaciones que nos alejaran de la gris información correcta y nos dirigieran hacia lo llamativo, lo colorido…

Orwell temía un mundo vigilado. Su gran hermano atento a todas horas, descubriendo todos nuestros secretos, observando todos nuestros pasos. Como Saurón desde su atalaya de Barad dûr, escrutando todas nuestras acciones y movimientos.

Para Huxley nunca fue necesario el gran ojo. Nosotros mismos proporcionaríamos voluntariamente toda la información que el control superior necesitase… y lo haríamos encantados, inmersos en una sosa cultura de lo público.

Orwell temía un mundo violento, torturado y castigado. Huxley imaginó un mundo anestesiado y dormido. Dos ideas de control y apaciguamiento social que conseguían los mismos objetivos.

En 1984 se controlaba a la gente infligiendo dolor. Suprimiendo sensaciones y emociones. Vigilando y censurando. En un mundo feliz, el control llegaba inyectando una falsa sensación de plenitud, un mundo engordado a base de amenas y reconfortantes sensaciones, un mundo satisfecho.

Aún persiguiendo los mismos objetivos, es posible que las dos imágenes del futuro que Orwell y Huxley tuvieron en sus tiempos fueran radicalmente diferentes. Un mundo controlado de diferentes maneras, con distintas consecuencias pero con finales muy similares.

Hoy, como ya decía al principio del artículo, estamos viviendo el futuro de los dos escritores y no tengo muy claro cuál de los dos se acercó más a la realidad actual. Quizá una mezcla de ambos, elementos escogidos de las dos novelas… es extraño el mundo en que vivimos, unión de las lineas de Orwell y Huxley, un estricto reglamento de sensaciones controladas y un extraño cambalache de irrelevancias y distracciones.

Personalmente, no sé quién se acercó más, seguramente los dos acertaron en alguna medida. En el «primer mundo» vamos camino del mundo feliz, adormecidos por el bamboleo de las irrelevantes verdades que nos inundan, en otros lugares el rígido control de las personas sigue campando a sus anchas.

Orwell o Huxley… quizá somos una mezcla, y nos mantenemos felizmente controlados. Por si acaso, yo por mi parte, me quedo con aquella frase de Orwell que decía: «Ver lo que está delante de nuestros ojos requiere un esfuerzo constante».

Más información:

Por supuesto, si aún no has leído alguno de los dos libros (1984 o un mundo feliz) este puede ser un buen momento para hacerlo. Para conocer algo más sobre Orwell y Huxley te dejo algunas webs y artículos que me han parecido interesantes (1,2,3,4,5,6,7). Las imágenes de este artículo están extraídas de esta esclarecedora viñeta encontrada en Prosebeforehos. También recomiendo el podcast que La biblioteca de Trantor dedicó a las distopías y la ciencia ficción.



Por Irreductible, publicado el 8 septiembre, 2010
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