La estupidez, la economía y las monedas de piedra

Por Irreductible, el 29 septiembre, 2008. Categoría(s): articulo opinion • curiosidades de la historia • economia


Llevo unos días difrutando de lo lindo con un libro titulado «Historia de la estupidez humana» de Paul Tabori. Una publicación de casi 800 páginas, que incluso me parecen pocas, para un tema tan amplio como este, desde los inicios del hombre.

Desde la Aldea os lo recomiendo, lo menciono en relación a la actual situación económica que vivimos y me va a ayudar hoy a realizar un artículo algo especial. Un artículo al que he titulado:
«La estupidez, la economía y las monedas de piedra».

Este señor que vemos en la foto es un feliz habitante de las Islas Palau, un paraiso en la tierra situado a unos 500 kilómetros de Filipinas.

Actualmente estas islas viven del turismo, gracias a su privilegiada posición en la Micronesia, y por tanto,lo más probable es que este bronceado palauano simplemente esté posando para una foto y en realidad, esa no sea su apariencia y vestimenta real.

Sin embargo, las Islas Palau tienen su gracia y su pequeña historia. Estas islas han ido pasando de manos a lo largo del tiempo, como la «falsa moneda»… nunca mejor dicho, como veremos más adelante…

Fueron propiedad de España hasta 1899, año en el que se las vendimos ( a saber a qué precio…) a Alemania. Sin embargo, poco les duraron a los alemanes estas pequeñas ínsulas, puesto que en 1918, pasaron a manos Japonesas que las fortificaron y las utilizaron en sangrientas batallas durante la Segunda Guerra Mundial.

Después de esta Guerra, pasaron (como muchas cosas) a manos de Estados Unidos, hasta 1994, fecha en la que los felices y bronceados habitantes cómo el de la foto, han conseguido una «relativa» independencia.

Pero… las bellas Palau, y sus fotogénicos aborígenes, tenían una curiosa economía, que fue el hazme-reir de todo gran conquistador que pasó por ellas.

La isla central de Palau, era la Isla de Yap y en ella destacaba su «extraña moneda».

Los aborígenes, aunque primitivos e inocentes, conocían las bondades de este diabólico invento llamado «Dinero»…
En la Isla de Yap, habia pesca, caza, poblados… y cómo no… también tenían su moneda!!.

Pero los bronceados habitantes de Yap tenían un problema… En la Isla no había oro, ni plata, ni ningún metal precioso para confeccionar una moneda poderosa. En Yap, había conchas, frutos, dientes de animales, pero estos materiales no terminaban de convencer a los felices indígenas, a la hora de elaborar su moneda.

Sin embargo, tenían una gran Cantera situada en otra isla, a unas doscientas millas de Yap… Una cantera que ofrecía una Piedra excelente para construir Ruedas de Molino. La isla estaba a gran distancia; extraer y dar forma a las piedras implicaba un notable esfuerzo y por tanto, eran consideradas como muy valiosas.

Ya está!! se dijeron los habitantes de Yap: habían hallado la moneda perfecta: Piedras para Ruedas de Molino… unos verdaderos «rolling stones» 🙂

Cuanto más grande era la piedra, más valor tenía… Podemos citar por ejemplo que una enorme piedra de molino de doce pies de diámetro era el equivalente a mil dólares; y el agujero practicado en el centro podía dar cabida al jefe indígena más corpulento.

¿Pero cómo se utilizaban estas monedas-piedra?
Bueno… la cosa no era tan complicada.
Viendo que no se podían trasladar al mercado para comprar con ellas, los aborígenes las consideraban «Bienes Inmuebles» y las dejaban en el huerto o en la casa del propietario.

Como en Palau no tenían escritura, las compras e intercambios, se hacían de manera verbal y en un acto público, los actuantes daban su palabra de honor… en la Isla de Yap, la palabra valía tanto como cualquier contrato firmado por 50 notarios hoy en día…

Cada colonizador «civilizado» que pasaba por la Isla, se reía de aquella «estúpida moneda» que no podían trasladar y que permanecía en el jardín del propietario, sin que se pudiera mover a ningún lado.

Nosotros, poderosos colonizadores, a diferencia de los bronceados indígenas de Palau, tenemos un sistema eficaz, una economía sólida y tenemos metales preciosos como el oro o la plata…

Sin embargo, nuestro dinero cambia de valor cada día, las sólidas monedas se tambalean y los bancos más poderosos pueden quebrar de la noche a la mañana…

Actualmente una inmensa parte del oro de todo el mundo, se encuentra «inmovilizado» en el subsuelo de Kentucky, en el famoso complejo de Fort Knox.

¿Tan estúpida nos parece ahora la economía de la Isla de Yap?

Seguro que muchos banqueros de hoy en día, envidarán la seguridad del feliz e inocente palauano, cuando al salir por la puerta de su choza, podía ver sus ahorros, mirando aquella gran piedra en su coqueto jardín, inmutable al tiempo y a las subidas y bajadas de Wall Street.

Oro… piedras de molino… Al fin y al cabo, ambas son piedras… Me pongo a pensar en el concepto mismo del dinero y me asaltan las dudas… En Palau sin embargo, tenían algo que valía más que cualquier moneda:
Su palabra de honor…

————–
Archivado en: Los Artículos de la Aldea

Para conocer las novedades de la Aldea
Suscríbete a los Feeds Irreductibles